En las zonas rurales hay más casos de niñas y adolescentes embarazadas que en las ciudades. Combatir la pobreza en el campo pasa por hacerle frente a este problema. .
| Cada año, cerca de 2 millones de niñas en el mundo se convierten en madres antes de cumplir 15 años. | Por: Fundación Plan/UNFPA/Pieter Ten Hoopen
Yisel Lozada Ortiz quedó embarazada cuando tenía 14 años. Su padre le dijo que no quería verla más en la casa, sus amigas la aislaron y su novio le dejó de hablar después de que se negó a practicarse un aborto. En su colegio aceptaron que siguiera yendo a clases, pero con la condición de que no usara el uniforme. Hoy, trabaja nueve horas al día en un supermercado de San Vicente del Cagüán para hacerse cargo de su hija Antonella, de 4 años.
«Mi vida cambió. Veo a mis amigas en el río o de paseo. No me arrepiento, pero debí esperar más tiempo para ser mamá»
La historia de Yisel se repite, con diferentes rostros y matices, en todas las ciudades y zonas rurales del país. Sin embargo, en el campo este fenómeno es mayor. El porcentaje de adolescentes entre los 15 y 19 años embarazadas o con un hijo varía de 25 a 15 entre el campo y la ciudad.
Tal y como lo determinó en 2007 la Misión para el Diseño de una Estrategia para la Reducción de la Pobreza en Colombia, dentro de las 15 trampas que se deben romper para superar este flagelo, el embarazo en adolescentes es la más difícil y compleja. Esto, porque la mayoría de menores de edad que quedan embarazadas tienen que postergar o dejar sus estudios, ingresar al mercado laboral en empleos informales o mal remunerados, y dejar sus hijos al cuidado de otras personas o depender de sus padres.
Los ingresos de una madre adolescente casi siempre están por debajo de la línea de pobreza, lo que repercute en la alimentación y educación de sus hijos. Y la falta de educación y de oportunidades, entre otros factores, es un ‘no futuro’ de estas jóvenes, quienes son presa fácil, inclusive, de las bandas delincuenciales o los grupos al margen de la ley. Todo esto hace que el círculo de pobreza se perpetúe y se repita de madres a hijas y nietas.
En Colombia, 8.526 adolescentes entre los 13 y 19 años tuvieron un hijo en 2015.
| Cortesía Fundación Plan / UNFPA / Pieter Ten Hoopen / Sofía Klemming Nordenskold
Esta situación no solo se da en Colombia. El Fondo de Población de las Naciones Unidas, señala que el 95 por ciento de los nacimientos de madres adolescentes en el mundo tienen lugar en países en desarrollo. La última Encuesta de Demografía y Salud en Colombia (2015) sitúa el promedio nacional en 17,4 por ciento, frente al 16,5 por ciento de América Latina.
Karen Abudinen, directora del ICBF, dice que en las zonas apartadas este fenómeno es más alto porque la oferta de servicios sociales como educación, salud, formación en habilidades para la vida y en el ejercicio de los derechos sexuales es limitada. “Ante la ausencia de oportunidades y un acceso restringido a servicios sociales básicos, la maternidad y paternidad temprana se convierten en opciones de vida para los adolescentes de estas zonas del país”, afirma.
DEPARTAMENTOS CON MAYOR PORCENTAJE DE ADOLESCENTES EMBARAZADAS
El porcentaje indica el número de mujeres entre los 15 y 19 años embarazadas o que tuvieron un hijo frente al total de adolescentes de esa edad por departamento.
Fuente: Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2015.
Hay un ingrediente adicional y es que en las áreas rurales del país son un reflejo de la desigualdad de género que todavía existe en estas zonas. Susana Martínez Restrepo, investigadora de Fedesarrollo y cofundadora de la ONG Corewoman, las oportunidades de trabajo en el campo están relacionadas con la fuerza física y no suelen estar disponibles para las mujeres:
«Son los hombres los que pueden ir a jornalear y cargar bultos, para las mujeres no hay nada. Las opciones para muchas son migrar a ciudades intermedias o quedarse y empezar a tener hijos.»
Además, una vez las niñas quedan embarazadas, muchos colegios obligan a las adolescentes a retirarse. En Buenaventura, por ejemplo, fue necesario interponer derechos de petición para que estas instituciones replantearan sus manuales de convivencia. Así lo asegura Mercedes Segura, ex directora de Fundemujer, una organización que administró la primera unidad de atención a la mujer embarazada en el Puerto.
En las zonas rurales, muchas de las niñas que quedan embarazadas son forzadas a retirarse del colegio y a asumir el rol de amas de casa después de tener hijos.
| Cortesía Fundación Plan / UNFPA / Pieter Ten Hoopen / Sofía Klemming Nordenskold
LA PREVENCIÓN
El ICBF trabaja con el ministerio de Salud y organizaciones que tienen experiencia en este tema en una estrategia nacional que busca prevenir el embarazo en adolescentes y la que realizan jornadas de formación en derechos sexuales y reproductivos, a las que también participan los padres de familia. Según explica Abudinen, dentro de este plan de acción se han priorizado los municipios más distantes y con los mayores índices en embarazos como los del pacífico nariñense y chocoano. Aun así, el desafío del gobierno continúa siendo enorme pues la estrategia apenas ha llegado al 28 por ciento de los municipios del país.
El Gobierno también tiene en marcha el programa de Servicios Amigables, que consiste en un consultorio dentro del hospital local que cuenta con una sicóloga, un médico y una enfermera disponibles para atender a los jóvenes que llegan con interrogantes sobre sexualidad o que quieren usar métodos anticonceptivos. Este programa ya llega a la mitad de los municipios del país.
Ligia Carmona, secretaria de salud de Arjona (Bolívar) un municipio en donde el promedio de embarazo de adolescente alcanza el 28 por ciento, reconoce que a la mayoría de jóvenes “les da miedo asistir a este servicio porque no quieren que los vean entrar o porque creen que les van a decir a los papás”.
Carmona explica que por esta razón, complementan el programa con intervenciones ocasionales en los colegios en las que, a través de bailes, juegos de roles o dramatizaciones, se desbaratan mitos, se explican los métodos de planificación, se habla de las enfermedades y de violencia sexual.
Pero el problema en la mayoría de zonas rurales del país es que los estudiantes solo alcanzan a recibir una o dos de estas intervenciones en su adolescencia, pues no existe una cátedra que se implemente de manera permanente. Esto, a pesar de que la Ley 1146 de 2007 estipula que “los establecimientos de educación media y superior deberán incluir en sus programas de estudio una cátedra de educación para la sexualidad”.
| Luis Bermúdez
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Prevenir el embarazo en adolescentes en zonas rurales y lograr que los jóvenes conozcan sus derechos sexuales y reproductivos, sobre todo para postergar la decisión de ser padres, es fundamental para familias campesinas y del campo colombiano. El reto que tienen todas las entidades del Estado, y los habitantes rurales, es mayor.
Foto: César García
Testimonios desde las regiones
Buenaventura
(Valle del Cauca)
“Sin experiencia laboral cómo mantienes a un bebé”
Lorena* vivía en la Vereda La Gloria, zona rural de Buenaventura cuando quedó embarazada a los 16 años. “Tenía muchas ganas de estudiar pero no había oportunidades. Estaba bloqueada, solo quiería vivir y andaba por el mundo sin pensar qué haría si llegaba a quedar embarazada”, recuerda.
Hoy en día Lorena trabaja por temporadas en una playa y estudia los sábados. “Cuando tus papás te dicen que debes asumir esa responsabilidad sola uno empieza a pesar qué hacer. Al principio estaba el papá, pero cuando la niña cumplió los dos años, él se fue y quedé sola”, cuenta. Y agrega: “Fue duro pero al verme en esta situación me propuse sacar mi hija adelante. Ahora gracias a Dios me defiendo sola y le doy todo lo que puedo a mi hija”.
Según cifras de la Secretaría de Salud Distrital de Buenaventura, los casos de embarazo adolescente disminuyeron un 25 por ciento entre 2015 y 2017. Yina Brand, directora del programa de Salud Sexual y Reproductiva de esta dependencia, afirma que esta es una "cifra aceptable", continúan trabajando en este tema. En los últimos dos años han fortalecido los programas de Servicios de Salud y Atención a Jóvenes que se encuentran en cuatro sedes hospitalarias y han realizado jornadas educativas.
Sin embargo, afirma que muchos jóvenes no acceden a los métodos anticonceptivos por lo que es muy importante educar en DerechosSexuales y Reproductivos. "Es importante que las adolescentes puedan cumplir plenamente con su proyecto de vida sin pasar por situaciones que pueden cambiar el cumplimiento de esos proyectos o desmejorar en algunos casos su calidad de vida", dice Brand.
*El nombre ha sido cambiado para proteger la identidad de la persona.
San Carlos
(Antioquia)
“A esa edad uno no se imagina las consecuencias”
Daisy Arias reparte su tiempo entre atender a sus hijos de 9 y 4 años, recoger cacao, sembrar cebollas y hacer el aseo de la escuela de la vereda Arenosas, ubicada a una hora del casco urbano de San Carlos y en límites con el vecino municipio de Granada. Se encarga de hacer todo el trabajo sola, pues el papá de sus hijos se separó de ella, y tampoco vive cerca de su familia. Daisy tuvo su primer hijo a los 14 años, y reconoce que en ese momento no tenía mucha información sobre las relaciones sexuales.
Hoy en día, al consultar por las estrategias de prevención del embarazo adolescente en San Carlos, se encuentra que el Hospital San Vicente de Paúl hay un “Consultorio amigable”
desde donde dan orientación a los jóvenes sobre planificación familiar, pero también sobre otros asuntos como el consumo de sustancias psicoactivas. Por su parte, un equipo psicosocial de la Comisaría de Familia visita con frecuencia las 78 veredas del municipio. Esto se complementa con el trabajo de las promotoras de salud de la Dirección Local de Salud de la alcaldía municipal.
Erika Serna, trabajadora social de la Comisaría de Familia de San Carlos, asegura que los casos de adolescentes embarazadas han disminuido, pero considera que es necesario que la educación en planificación trascienda el uso de los preservativos y se concentre en fortalecer las relaciones entre padres y adolescentes para que se pueda conversar en familia a cerca de las implicaciones que conlleva un embarazo.
COORDINACIÓN EDITORIAL: Bibiana Mercado y Carolina Arteta
Con reportería de Marcela Madrid, Elizabeth Otálvaro, Christian Mauricio Abadía Hinestroza y Vanessa García.
Las cifras del DANE evidencian un deterioro en el mercado laboral en las zonas rurales y en la actividad agropecuaria a pesar del crecimiento observado en esta rama económica. Esta paradoja plantea varias inquietudes sobre el bienestar en el campo.