Son los principales centros culturales en regiones afectadas por el conflicto armado. Ahora la apuesta es modernizarlas y llevar libros y tecnología a las veredas.
| María Nora Buendía es la coordinadora de la biblioteca de Chaparral, Tolima. Lleva 14 años frente a este centro y ha liderado programas de educación y cultura en el municipio. | Por: Biblioteca Nacional
De los 1.122 municipios que tiene el país, en solo tres no hay biblioteca pública. En los demás existe al menos una de las 1.445 que componen la red que lidera la Biblioteca Nacional, la entidad más importante en la materia. Estos centros culturales serán claves en la transformación de la educación rural, sobre todo en en las regiones más afectadas por el conflicto armado.
«Las bibliotecas tienen un poder de incidencia grande en las regiones. El papel del bibliotecario es fundamental, pues es el alma de la educación en los pueblos y veredas»
- Consuelo Gaitán, directora de la Biblioteca Nacional -
En Chaparral, Tolima, por ejemplo, la bibliotecaria María Nora Buendía se encarga de armar la maleta de textos escolares y libros de literatura que los maestros llevan a los colegios veredales de los cinco corregimientos que componen esta zona del sur del Tolima. Y en San Andrés de Sotavento, en el norte de Córdoba, la directora de la biblioteca municipal apoya 34 proyectos culturales y de alfabetización en tecnologías de la información para adultos mayores.
Biblioteca Darío Echandía Olaya, de Chaparral, Tolima.
Como en el plan de renovación del campo del Gobierno nacional está mejorar la educación rural y dar más oportunidades de acceso a la educación superior, la Biblioteca Nacional tiene el desafío de modernizar los servicios que hoy prestan 412 bibliotecas municipales, 76 rurales, 16 de resguardos indígenas y 5 de consejos comunitarios.
“Muchas de las bibliotecas están en las cabeceras de los pueblos, lo que nos permite dotarlas y acompañarlas. Pero nos preocupan las veredas, en especial las que estaban tomadas por diferentes grupos armados y a las que no podíamos ingresar”, advierte Gaitán. El mal estado de las vías, las amplias distancias y la falta de servicios básicos hacen aún más difícil la tarea. En todo caso, ya se plantean soluciones.
| La biblioteca La Popular No. 2 tiene programas como ‘Costurero literario’, ‘Booktober a la mano’ y el club de lectura ‘Parche de letras’. Foto: Biblioteca Nacional
BIBLIOTECAS MÓVILES
Levantar una edificación que sirva como biblioteca puede ser imposible en algunas veredas, ya sea porque los municipios no tienen el dinero o porque trasladar materiales de construcción hasta ciertas zonas resulta una proeza. Por eso este año se lanzaron las bibliotecas públicas móviles, inicialmente instaladas cerca de las Zonas Veredales y Puntos Transitorios de Normalización donde se concentraron los hombres y las mujeres de las Farc.
LAS 20 MÓVILES PARA PROMOVER LA LECTURA
Están ubicadas en las antiguas Zonas Veredales y Puntos Transitorios de Normalización de las Farc.
Fuente: Ministerio de Culuta y Biblioteca Nacional
Estos espacios están dotados con 400 libros de papel y 250 en digital, disponibles en Kindle (el libro electrónico portátil de Amazon que permite comprar, almacenar y leer libros digitalizados). Además de 180 películas, 18 tabletas, computadores portátiles y juegos de mesa como Scrabble. “Se invirtieron 2 millones de dólares en la compra de las 20 bibliotecas móviles. Nos las vendió la ONG francesa Bibliotecas Sin Fronteras. Ahora queremos hacer más efectiva la compra con la extensión bibliotecaria en las veredas”, explica la directora de la Biblioteca Nacional.
Esta entidad, en pocas palabras, busca que “las móviles” sean centros integrales de cultura donde los niños, los campesinos y también los exmiembros de los grupos armados se enganchen todavía más a la lectura, al arte, a las nuevas herramientas digitales (ya no tan nuevas) y a la búsqueda del conocimiento.
«Queremos que estos espacios sean puntos de encuentro. En los cineforos que hicimos en la Zonas Veredales iban exguerrilleros, el Ejército, los verificadores internacionales… Todos unidos.»
Otra manera de incentivar las bibliotecas en las regiones es el Premio Daniel Samper Ortega, que reconoce el trabajo de los bibliotecarios con sus comunidades. La líder cultural Gloria Stella Nupán, de La Hormiga (Putumayo), lo ganó en 2014. Este año los finalistas provienen de Inza (Cauca), Chaguaní (Cundinamarca), Tibú (Norte de Santander), San Andrés de Sotavento (Córdoba), Chaparral (Tolima), Medellín, Cali, Riosucio y Chinchiná (Caldas).
El ganador recibe 50 millones de pesos para invertirlos en adecuaciones de su biblioteca y una pasantía en España con la Red de Bibliotecas Municipales de Barcelona. “Los bibliotecarios son otros líderes de educación. Hacen posibles proyectos culturales, incentivan la lectura, fomentan la escritura. Debemos apoyarlos, más a los que están en zonas donde la cultura no fue y no es prioridad”, resalta Gaitán.
ALGUNAS DE LAS MEJORES BIBLIOTECAS DEL 2017
DARÍO ECHANDÍA OLAYA
Chaparral-Tolima
María Nora Buendía es la coordinadora de esta biblioteca. Lleva 14 años frente a este centro del conocimiento y desde allí ha liderado programas de educación y cultura, como las ‘maletas viajeras’. Son paquetes de libros de literatura y textos escolares que los profesores llevan a los colegios rurales de los cinco corregimientos de Chaparral. Esta iniciativa también llega a la cárcel del pueblo.
“Cada quince días les proyectamos una película. Y a final de mes van los hijos de los reclusos para que pasen un rato junto a sus padres. Ese espacio lo dedican a la lectura, las manualidades y los juegos”, dice Buendía. Otros de los programas son la formación en tecnologías de la información a adultos mayores y ‘Los libros van a casa’.
PASCUAL OROZCO MADRID
San Andrés de Sotavento- Córdoba
Los sanandresanos no solo sienten orgullo por vivir en la cuna del sombrero vueltiao. Hace un par de años, la biblioteca se convirtió en otro símbolo del pueblo. Es dirigida por Ivonny Aleans Vargas, una normalista de 52 años que la ha transformado sacando los libros de los estantes a las calles y veredas. Cuenta con 7.000 volúmenes y una sala de informática.
El programa ‘Pescando Palabras’ es tal vez uno de los más destacados en su biblioteca. En él, docentes voluntarios hacen acompañamiento extraescolar a unos 15 niños venezolanos que están en proceso de legalizar su estadía en el país. "Los integro a la biblioteca y comienzo a gestionar con la Personería y los colegios para acogerlos”, cuenta la bibliotecaria.
POPULAR NÚMERO 2
Medellín-Antioquia
“La biblioteca era prácticamente el único lugar seguro”, dice Diana Pareja, de 43 años, cuando recuerda cómo fue su infancia en la comuna 1 de Medellín. No olvida las veces que iba para su colegio y encontraba muertos en la calle. Era la época de la violencia en las zonas marginales de la ciudad.
Hace 30 años funciona este centro cultural en un edificio comunitario. Desde entonces es el punto de encuentro de los jóvenes del sector, que continúa siendo una zona con problemas sociales. “Queremos que los niños permanezcan el menor tiempo posible en la calle y que la biblioteca sea una opción de vida”, afirma Leidy Taborda, una de las bibliotecarias.
La Popular No. 2 tiene programas como ‘Costurero literario’, ‘Booktober a la mano’ y el club de lectura ‘Parche de letras’.
DEL DEPORTE Y LA RECREACIÓN
Cali-Valle del Cauca.
No es usual que una biblioteca quede en un estadio. En el costado oriental del Pascual Guerrero nació la Biblioteca del Deporte y la Recreación hace cinco años. Cada mes recibe cerca de mil usuarios que buscan información sobre fútbol, atletismo, tenis y todo tipo de actividades físicas.
“Es la única en el departamento y a nivel nacional con énfasis en deporte y recreación”, explica Mauricio Balanta Jaramillo, uno de sus bibliotecarios. El programa más atractivo que ofrece este espacio es ‘Cuento vivo’. Cada domingo, desde las diez de la mañana hasta el mediodía, las familias se reúnen para aprender hábitos saludables a través de cuentos y juegos.
El club de escritura ‘Soles y luna’ y ‘El club de portugués’ son otros proyectos que impulsa la biblioteca.
Excombatientes y campesinos le siguen apostando al ecoturismo en uno de los departamentos con mayor riqueza paisajística y biodiversa del país. La paz para ellos apenas comienza con la esperanza de sacar adelante sus proyectos productivos.