Anualmente la institución preparaba, al menos, a cien estudiantes que quedaban listos para trabajar. Con su salida, decenas de jóvenes tienen en ‘veremos’ su inserción al mercado laboral. SEMANA RURAL investigó lo que pasó.
| En 2017, estudiantes y docentes protestaron en la plaza central de San Onofre | Por: Damaris Támara
Cerca de ochocientos bachilleres se gradúan todos los años de las instituciones educativas del municipio de San Onofre, en el norte del departamento de Sucre. La mayoría de estos buscan trabajo apenas salen del colegio, pero a partir de este año tendrán menos oportunidades para entrar al mercado laboral. El Sena, la principal institución de formación profesional, se va del municipio porque no tiene una sede para su funcionamiento.
Los rumores sobre la salida de esta institución —que llevaba diez años allí— empezaron en agosto del año pasado. En ese momento, estudiantes y docentes se instalaron en la plaza central para protestar y exigirle a la administración municipal que tomara cartas en el asunto.
“Nos tenían rodando de una sede a otra. Perdimos una semana de clases por falta de sede el año pasado y eso hizo que muchos compañeros se retiraran”
- Yulieth Banquez, egresada del programa de Asistencia Administrativa.
Entre 100 y 120 estudiantes egresaban todos los años de los programas técnicos de Asistencia Administrativa, Organización de Archivo, Asistencia de Sistemas y Operaciones Financieras y Contables. El Sena empezó funcionando en la Biblioteca Pública Municipal, luego tuvo que trasladarse a la Casa de la Cultura y los últimos meses de 2017 ofreció clases en la Institución Educativa Manuel Ángel Anachury.
| Edificio de la biblioteca pública municipal María de los Ángeles Murcia. | FOTO: Damaris Támara
Desde la administración municipal se afirma que actualmente no hay un espacio con los estándares de calidad que la entidad exige. “Estamos tratando de llegar a acuerdos con el Sena para que regrese, pero hasta el momento no se tienen los recursos para adecuar la sede”, afirma Over Castro Julio, secretario de Educación de San Onofre.
Sin embargo, para Marcos Gómez, director regional del Servicio Nacional de Aprendizaje en Sucre, la razón detrás de esta crisis no es otra que la falta de voluntad para firmar un convenio entre la alcaldía y una de esas instituciones, que garantice el préstamo de los equipos y el mobiliario necesario para impartir las clases. “Con la administración actual fue imposible lograr un acuerdo”, sostiene.
Pero mientras se resuelven los problemas administrativos en el municipio, los estudiantes se preguntan qué pasará de ahora en adelante. Faider Medrano es uno de ellos. “Conmigo terminaron el bachillerato 22 compañeros el año pasado y la mayoría seguimos acá sin acceso a la educación por falta de oportunidades”, declara.
LO QUE DICEN LOS JÓVENES
Yaeris Ruiz Munzón.
30 años. Asistente administrativa.
Yaeris está por terminar sus prácticas en una empresa dedicada al cultivo del árbol de teca, en la vereda La Palmira. Cuenta que, como ella, fueron varios los jóvenes de El Chicho —corregimiento del municipio— que hicieron cursos del Sena. Para ellos es más cómodo viajar hasta San Onofre todos los días que mudarse a una ciudad para poder estudiar en una universidad. “Una carrera técnica para nosotros es el primer paso para arrancar en la vida laboral”, afirma.
Mirith Blanco Orozco.
27 años. Asistente administrativa
Después de haber estudiado una carrera técnica de criminalística, Mirith decidió inscribirse en el Sena para estudiar sin tener que salir de su pueblo. “Lo más complicado fue acceder a los equipos para las clases de sistemas porque no servían y a veces no había internet”, recuerda. Pero cuenta que sin haber completado esta carrera técnica no hubiera podido conseguir su trabajo actual en Sincelejo. “Aquí me siento realizada porque estoy poniendo en práctica lo que aprendí”, afirma.
Yesmín Guerrero Soleno.
21 años. Técnica en Organización de Archivo.
Yesmín trabaja como cajera del almacén Olímpica que abrió sus puertas al público el año pasado en San Onofre. En 2013 terminó su bachillerato y trató de seguir estudiando, pero tuvo que retirarse de Ingeniería Ambiental en una universidad de Cartagena y regresar a su pueblo. Ahí empezó en el Sena. “El semestre pasado hubo muchos inconvenientes porque no teníamos una sede, pero la idea era que encontraran un lugar, no que permitieran la salida del Sena de acá, porque para muchos es la única oportunidad para luego acceder a un trabajo digno”, dice.
Estas son las historias de líderes y comunidades en distintos lugares del país que, ante la crisis por el covid-19, decidieron asumir la tarea de entregar alimentos y artículos de primera necesidad a los habitantes de su región