Petróleo por agua: el oro negro que está secando a Arauca

October 11 de 2018

Desde que comenzó la explotación petrolera en Arauca a finales de la década de los 80, el departamento ha perdido un importante humedal, el bienestar de sus recursos hídricos y la tranquilidad de sus habitantes.

Petróleo por agua: el oro negro que está secando a Arauca

| Entre las empresas petroleras y los grupos armados los araucanos sufren las consecuencias de las relaciones entre estos actores, además del deterioro ambiental. | Por: Stephan Kroener


Por: Stephan Kroener
@El_Stoeppel

Las montañas de la cordillera parecen gigantes azules frente a la alfombra verde de los Llanos Orientales. Al mirar la carretera se ven las fortalezas militares, con todo y tanquetas, a lado y lado, como la entrada a una villa medieval. Estas torres de arena están a lo largo de los cruces en zigzag. Así se entra en Arauca al primer anillo de seguridad de los pozos petroleros. Esa fuerte presencia militar refuerza la sensación de inseguridad que se puede vivir cerca de la frontera venezolana.“Todo está muy cerrado, muy vigilado y controlado y a veces pareciera que este es otro país”. Así, un funcionario de la Defensoría del Pueblo en Arauca (capital) describe las instalaciones petroleras. Pide anonimato: “el petróleo trajo los problemas a Arauca”, suspira.

Sin permiso de las empresas petroleras es imposible acercarse a los pozos rodeados por ejércitos privados y batallones minero-energéticos. Si así lo quisieran, los obreros petroleros nunca tendrían la necesidad de salir: cuentan con ciudadelas propias, autónomas y exclusivas. La gente de la región no disfruta de esos beneficios, y es una de las razones por las que hay conflicto entre la comunidad y las compañias petroleras.

Este aislamiento no es gratuito. Desde mediados de los 80 se ha perforado el suelo fértil de Arauca. La empresa estadounidense Occidental de Colombia (OXY) anunció en 1983 que encontró petróleo en la zona de Caño Limón. Se estimó que de ahí se podían extraer hasta 2.000 millones de barriles. Hoy sigue el segundo yacimiento más grande jamás descubierto en Colombia, pero se encuentra debajo de un ecosistema altamente sensible, el de la Laguna del Lipa.

Las montañas de sacos de arena, como trincheras, justo a la entrada . © STEPHAN KROENER

En la entrada a Caño Limón se encuentra uno de los retenes que se ven en el departamento.  © STEPHAN KROENER


 

Lipa es un biotopo, un humedal gigantesco que se extiende con sus selvas, esteros, ríos y caños por un territorio equivalente al departamento del Quindío. Es un ecosistema de una biodiversidad particular de la Orinoquía y su riqueza de aves es reconocida internacionalmente. Según las comunidades que lo habitan, la laguna tenía un espejo de agua que oscilaba entre las diez a doce hectáreas, que es más o menos ocho veces la Plaza de Bolívar en Bogotá. Fue declarado y protegido por el antiguo Instituto Nacional de los Recursos Naturales Renovables y del Ambiente (INDERENA). Todo Arauca rebosaba de una naturaleza abundante, como una tina boscosa, profundamente húmeda y llena de fuentes de agua. Pero Lipa, aún para Arauca, era algo especial. 

“Allá había cualquier cantidad de animales, de fauna y flora”, explica uno de los voceros de la comunidad de de Lipa. Se trata de un maestro en un pueblo vecino a la laguna que desde los años 70 es testigo de su biodiversidad. Como muchos otros entrevistados también pide anonimato porque la situación de riesgo para líderes sociales en Arauca – igual como en muchas otras regiones del país –ha empeorado. Por miedo a represiones, muchos de los entrevistados retiraron su declaración de consentimiento con la publicación de sus nombres y fotos poco antes de la edición de este reportaje. Tienen motivos: según datos del Instituto de Estudios sobre la Paz y el Desarrollo (Indepaz),  293 defensores de Derechos Humanos han sido asesinados en Colombia desde la firma del Acuerdo de Paz en diciembre de 2016

 


«Esta laguna conservaba culebras de gran inmensidad. Había muchísimos chigüiros y dantas»

Habitante de la comunidad de Arauquita


 

Al lado del puente de Saravena, se encuentra otro punto de las Fuerzas Militares. © STEPHAN KROENER

 


«El Caño Limón era tan grande que se regaba por diferentes partes y cogió a diferentes cauces de ríos. Había tanto pescado en las orillas de las fincas que era como irse debajo de un árbol con unas harinitas y el pescado llegaba por montones, unos pescados grandísimos, hoy en día ni hay los chiquitos, ya no hay pescados por ninguna parte»

Propietaria de una finca cerca de Saravena, cerca a la laguna


 

El ‘Lago Ness’ de Arauca

Los lugareños cuentan que a menudo se escuchaba un zumbido misterioso. “En los años 1985 al 1990 aún se escuchaba el rugir de la laguna (...) Era que dentro de la laguna había una gran serpiente que cuando se movía hacia rugir la laguna”, explica una campesina. La leyenda del ‘monstruo’ de la laguna, como la famosa historia del Lago Ness en Escocia, fue transmitida de generación a generación y se ancló a la mitología regional. A principios de 1990, el santuario natural fue desapareciendo con la actividad de la industria petrolera y del ‘Nessie’ colombiano hoy solo queda el mito.

Fue la estocada final, pues desde los años 50 y 60 los llamados colonos penetraron en Arauca, para ese momento poblada solamente por etnias indígenas. En los 70, detrás de los colonos vinieron los cultivadores de marihuana y años después los de coca. Cada irrupción trajo consigo desforestación y condujo a las primeras segmentaciones y reubicaciones de los cauces de los ríos que alimentaban la laguna. El cambio más radical vino con el ‘boom del petróleo’ en los 80.

 

"ELN presente 51 años", dice un grafiti cerca de Saravena. © STEPHAN KROENER


 

La fiebre del oro negro 

La hoy tercera compañía petrolera más grande del mundo, la tejana OXY, acordó con la empresa colombiana semiestatal ECOPETROL la explotación de los yacimientos debajo del estero de Lipa. Para este propósito, el Estado colombiano retiró el decreto que designó a Lipa el estatus de reserva natural, y que prohibía cualquier extracción con fines económicos. En 1986, OXY pudo plantar la única plataforma petrolera offshore (costa afuera) jamás construida en tierra firme colombiana. También construyó el puente de 3,2 kilómetros de longitud que sobre zancos conecta las instalaciones con la orilla de la laguna y que sigue siendo la única conexión ferroviaria en la región hasta el día de hoy.

La isla artificial, bautizada Chipirón, fue declarada por los logros de ingenieros como un proyecto emblemático nacional. Desde la plataforma se pueden perforar y conectar hasta 30 pozos diferentes. A través de un oleoducto de cientos de kilómetros de longitud, el petróleo se envía directamente al puerto caribeño Coveñas y se embarca desde allá a todo el mundo. Por primera vez y por medio de este yacimiento petrolero, que es Caño Limón, Colombia pudo autoabastecerse del oro negro y fue visto en el poder central como un paso importante hacia la independencia económica del país.

“Chipirón es la mejor muestra de la sana convivencia entre agua y petróleo, así como una demostración de la ingeniería, innovación y tecnología al servicio del país”, aseguró el año pasado el presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, al diario económico Portafolio. Incluso, la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos (ACIPET) condecoró a OXY en 2015 con un premio por su desempeño innovador en el campo de la producción segura de petróleo y la conciencia ambiental.


* * * 

 

La petrolera no la tuvo tan fácil. La laguna crecía en la temporada de lluvias como reclamando su lugar, y en el primer año se inundaron las instalaciones modernas de OXY. “Pusieron una palizada metálica, con un muro y otros taponamientos, para evitar daños (en el futuro)”, explica uno de los voceros de la comunidad. Por estas intervenciones, otras áreas cercanas fueran inundadas o afectadas. Los campesinos trataron de proteger sus campos y aldeas y al mismo tiempo captaron suficiente agua para sus cultivos. El equilibrio y balance hídrico quedó destruido.

Un estudio reciente de la Corporación Autónoma Regional de Orinoquía (CORPORINOQUIA) enumera represas simples, bloqueos naturales y barreras sofisticadas construidas en cemento. CORPORINOQUIA, responsable del cumplimiento de las normas ambientales, multó y sancionó reiteradamente a varias empresas, pero hasta el momento no se ha pronunciado oficialmente por las acusaciones en el caso del drenaje artfical que sucedió con Lipa.



 

Lo que trajo el petróleo a Arauca

En el proceso de la extracción de petróleo es común que salga agua subterránea cuando se bombea el fluido que se extrae del subsuelo. El temor de los agricultores de la región es que la empresa no haya descontaminado el agua en las piscinas de captura designadas para devolverla limpia a la laguna. En los siguientes años del comienzo de la explotación petrolera, la mortalidad de especies de peces gigantes se incrementó, y afectó a toda la región de Arauca. Los peces en descomposición que dejaron las inundaciones en los campos se convirtieron en un problema de salud pública, cuenta una fuente en Saravena. Ante la falta de peces, la Fundación El Alcaraván, apoyada por Ecopetrol, recomendó a los campesinos la producción de carne en masa. 

Otro efecto secundario fue el resurgimiento del conflicto armado. Desde sus comienzos guevaristas en la década de 1960, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), se declaró en pie de lucha contra el imperialismo y la explotación de los recursos nacionales por parte del capitalismo extranjero, una característica diferencial de esta guerrilla. En el caso de Arauca, el ELN estableció una suerte de dependencia con la industria petrolera a través de secuestros y las llamadas ‘vacunas’ (extorsiones). Esta ‘mala costumbre’ comenzó con la empresa alemana Mannesmann AG, que había sido comisionada para construir el oleoducto. Fue esta la que transfirió el primer monto a la guerrilla con el fin de pagar el rescate de varios ingenieros alemanes.
 

La explotación petrolera continúa, por lo que el deterioro ambiental no se detiene. © STEPHAN KROENER


 

Mannesmann AG envió a Arauca al espía alemán Werner Mauss. No se sabe cuánto pagó Mauss por la liberación de los rehenes, pero se asume que no fue el único pago y las vacunas y secuestros continuaron.

Tom Koenigs, político del Partido Verde alemán y representante especial de ese gobierno para las conversaciones de paz con el ELN, visitó Arauca el año pasado y conmovió a los araucanos al reconocer una culpabilidad histórica de Alemania con el pueblo araucano.

Arauca no pierde la fe

Por extraño que suene, otro actor en esta tragedia histórica es nomen est omen: Dios. Aunque no se ha despedido de Arauca, su Iglesia no puede intervenir en el conflcito. Patricia Göthe, cooperante del Servicio Civil para la Paz de la Asociación Alemana de Cooperación para el Desarrollo (AGEH), defiende la situación de las instituciones eclesiales en Arauca. “En vez de retirarse, la Iglesia adopta una posición neutral e imparcial. Ella no excluye a ninguno de los actores involucrados. Lo que no hace es buscar la confrontación pública con OXY o el ELN”. La Iglesia no puede proteger a los afectados de la explotación petrolera: “Solo podemos acompañarles”, explica el padre Nicolás Valencia Ceballo de la diócesis del municipio de Arauca.

Jaime Muñoz Pedroza nació lejos de los problemas y del calor de Arauca. Viene del frío altiplano andino y ha traído de allí una forma de hablar tranquila y fresca. En su despacho tiene colgado un retrato de Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, el primer obispo de Arauca, asesinado por el ELN en 1989 y a quien beatificó el papa Francisco en su visita a Colombia, el año pasado: “Con un mártir ya” cuenta con voz suave. 

Muñoz ha sido el obispo de Arauca durante ocho años, y solo después de salir de su oficina sobrecalentada a las calles de la capital araucana se comprenden sus palabras. Arauca arde de adentro hacia afuera, el cemento bajo los pies parece derretirse, y debajo de las palabras que se dicen en esta región late el miedo. Muñoz cancela la entrevista.
 

El Obispo Jaime Muñoz en su oficina en Arauca. © STEPHAN KROENER


 

Catedral de Arauca. © STEPHAN KROENER


 


La desconfianza y confrontación entre la industria petrolera y los residentes locales se puede observar en una reunión que ha organizado CORPORINOQUIA. En la sala se nota una ruptura cultural evidente, que divide los dos grupos incluso por el código de vestuario. De un lado, camisas blancas, pantalones de cargo beige y zapatos de seguridad; del otro, campesinos en pantalones vaqueros y camisas a cuadros. Las tres primeras filas están reservadas para los expertos mandados en avión desde Bogotá y Yopal. Al lado de ellos se encuentran funcionarios de la Procuraduría Nacional, así como de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA). Además está un representante de OXY que no responde a preguntas ni se expresa forma alguna.

Solo el breve grito de un bebé en los brazos de su mamá perturba los números y hechos arrojados al silencio. En una hora y media fueron explicados la evaluación de las muestras tomadas y los resultados de dos expediciones que arrancaron respectivamente en invierno y verano pasado. Cuando el último experto termina, se levantan varias caras bronceadas de la penumbra y claman su disgusto frente a la muchedumbre de cuello blanco.

“Con todo respeto, doctora, sabemos cómo era el estero antes de la OXY”. Dos filas frente a ella, William Salazar con sombrero de vaquero y poncho, agrega:Conocemos el territorio porque allí nacimos, sabemos que se trata de un ecosistema estratégico y único en el mundo y la amenaza de la desaparición de sus aguas está allí. Lo vimos venir años atrás cuando el río Lipa y el salto de Lipa se secaron y nadie nos escuchó”.
 

Audiencia pública de COPORINOQUIA en Arauca. © STEPHAN KROENER


 

Lo que más preocupa a la gente, es el descubrimiento de metales pesados y químicos en las aguas restantes de su antiguamente poderoso paisaje fluvial. “¡Hay más metales allá y ya hay muertos en la vereda de Sinaí, hagan algo!", la voz de Salazar se eleva brevemente bajo el asentimiento general de los campesinos.

Aún no se ha aclarado oficialmente si ha habido muertos por la contaminación del agua, pero los aldeanos de Lipa están exigiendo un control de salud de un estudio independiente. Los expertos de CORPORINOQUIA intentaron convencer a los agricultores de que sus pruebas mostraron un valor mínimo que no pone en peligro a la salud. Un viejito bromea pesimista desde su sillón: “Esta pija de la ingeniería ambiental no he estudiado, pero el territorio me ha enseñado y los datos lo muestran que nuestra agua no es potable”.

La comunidad ve el hecho de que hay metales pesados en el agua como un peligro serio:

 


“Sí, hubo muertos en la comunidad, pero no se ha llegado al fondo de saber bien por qué fue. Sí, hubo recién nacidos niños con malformaciones. Sí, hubo casos, no son muchos, pero se solicita al Estado que se haga una revisión para saber cuáles personas ya están enfermas”.


 

Los líderes sociales también exigen al Estado“que no solo se monitoree el agua dentro del campo, si no afuera en los ríos, estas aguas nos rodean por todos lados, llegan hasta acá y riegan los campos de arroz que todos comemos y que también consumen allá en Bogotá”.

La situación en la sala se tensa aún más cuando la directora de CORPORINOQUIA, y la delegada de la Procuraduría Nacional para Asuntos Ambientales y Agrarios, explican que los campesinos de la región tendrán también parte de la culpa por el daño ambiental. “La explotación es un interés público y prima sobre cualquier otra actividad”, aclara Nubia Cenid Pulido Verano, de la Procuraduría. La mujer les recalca que el cultivo de plátano afecta a la laguna de la misma forma como sucede con la extracción de hidrocarburo. 

La funcionaria va más allá, dice afirma que efectivamente esta extracción va a crecer ,“y sí, crece sobre el humedal porque es donde está el petróleo”, porque “el Caño Limón tiene potencia para extraer mucho hidrocarburo”. Aunque los informes que fueron presentados por los expertos no han aclarado quién habría construido cuales y cuantos taponamientos, la funcionaria dice: 


“Todos la hemos embarrado, todos hemos sido culpables o por acción o por omisión. ¿Pero qué nos toca en este momento? Unir fuerzas”.

Nubia Pulido - Procuraduría



Cuando llega al tema de la contaminación del agua, ofrece una solución que para el caso resulta provocadora: “Ya sabemos que el problema es con el agua, ¿entonces qué nos toca? Mejorar técnicamente para que la gente que ahora está tomando agua con hidrocarburo, lo hagan en otro sitio”. Al final concluye: “Ustedes saben que las quemas alrededor (de la laguna) afectan más (al medio ambiente) que Chipirón”.

“Un momentico doctora, con todo el respeto que usted merece, pero nos incomoda bastante lo que dice, nosotros somos campesinos, somos brutos pero a veces entendemos”. Enfurecido por las palabras de la funcionaria, un campesino mayor, que se presenta como el fundador de una vereda afectada, se apoya en el respaldo del lujoso asiento frente a él. “Yo le doy a usted un informe como era el Caño Limón”, y con palabras abundantes le explica a la desconcertada oficial su región: “Del Río Lipa bajaron chalanas pesados con capacetes, cargados de cosas que habíamos cultivados en sus orillas. Somos colonos y trabajamos con espada y machete en nuestras manos. No somos invasores, los invasores son OXY. No tapamos los ríos con unas hojas de plátano, como se está imaginando, ni tendríamos los recursos para domesticar esta gran naturaleza”.
 

William Salazar en una de las audiencas en Arauca. © BIANCA BAUER


 

El informe de las autoridades ambientales muestra un conflicto de directivas entre las instituciones (CORPORINOQUIA, ANLA, Ministerio de Ambiente, etc.). Pero queda claro que el desaparecido INDERENA, la autoridad que otorgó la licencia a la compañía petrolera en la década de los 80, cometió el error principal. Así también lo menciona Martha Plazas Roa, directora de CORPORINOQUIA: “Soy araucana y estoy sufriendo lo que está sucediendo, pero no he firmado ninguno de estos contratos”.

CORPORINOQUIA, como autoridad sucesora, no puede ser considerada responsable, debido a una reestructuración institucional. Las actuales leyes y estándares ambientales no se pueden aplicar a casos anteriores, por eso solo le queda a COPORINOQUIA administrar la situación de la presencia de OXY en este ecosistema emblemático de Arauca. La ANLA intentó tranquilizar a los agricultores, argumentando que ya no habrá más pozos en la zona.

El experto en conflictos ambientales, Alejandro Pulido, no cree que el problema terminará allá: “Evidentemente el deterioro ambiental del Lipa se concentra en responsabilidades institucionales y de las petroleras, señalar a los campesinos es distorsionar el debate fundamental”. Como experto independiente y en nombre de una ONG internacional acompañó a la expedición dirigida por CORPORINOQUIA a Lipa. “En este territorio se encuentra un suelo muy fértil, que al ser intencionalmente secado está siendo apropiado ilegalmente por arroceros agroindustriales”. Pulido afirma que sus sistemas de riego han ayudado a drenar la laguna, pero para el experto los principales culpables son las presas, canales y esclusas profesionales que según él han construido OXY y la gobernación de Arauca.
 


“Yo antes pensaba que era un daño colateral de la infraestructura petrolera, ahora estoy planteando la hipótesis de que OXY está buscando secar el ecosistema de Lipa para poder sacar petróleo”.

Alejandro Pulido



Pulido cree que OXY quiere evitar así las estrictas regulaciones ambientales actuales: “Normativamente no es posible perforar en humedales, si estos se secan, no habrían restricciones ambientales para montar pozos petroleros”.
 

Donde estuvo humedal ahora hay un mar de plantas acuáticas.  © STEPHAN KROENER

Vista aérea de la laguna de Lipa secada con la isla artificial de Chipirón y la vía ferrocarril. © CORTESÍA PARA SEMANA RURAL


 

La actual explotación petrolera está bajo una forma de ‘protección monitoria’, es decir, en un limbo judicial. Pero si la Laguna de Lipa y sus afluentes no proveen agua, puede perder su estado de humedal y con ello también las restricciones normativas. Pulido subraya su hipótesis con el hecho que Lipa es estratégicamente importante para OXY, debido a que puede conectar el campo petrolífero de Caño Limón, en el norte, con el del Campo Caricare en el sur, pues geológicamente pertenecen al mismo sistema.

 

 * * *


De vuelta a la conferencia en Arauca, también hay dudas sobre lo que dicen las instituciones: “Antes las entidades ambientales nos mintieron y ocultaron cosas. Eso que hacen en el territorio, que no creemos en la ciencia que nos ponen, y que estamos prevenidos”, aclama un joven campesino. William Salazar le da la razón: “Ellos ahora están culpando a los arroceros, que sí también afectan, pero no es en esta medida. Ellos son los causantes de los males allí, porque el problema del agua lo tenemos hace treinta y palo de años (cuando llegó la OXY) y los arroceros han llegado hace cinco apenas”.

Para un líder social -que prefiere no dar su nombre- habrá una forma para parar el avance de la frontera agrícola: “Hay caños que están taponados y que al destaponarse perfectamente le llega agua a la laguna. Pueda que no devolvamos ni siquiera un 30 por ciento de lo que era la laguna, pero sí la podemos oxigenar, podemos lograr que hay nuevamente animales y que la fauna se recupera en parte”. Uno de los voceros de Lipa, que ha estado quejándose de las maquinaciones de OXY en la laguna durante décadas, reconoce un cambio en la postura de CORPORINOQUIA, que está cada vez más del lado de los campesinos.

Una empleada en el departamento ambiental de la Gobernación de Arauca sueña igual con un posible rescate de la laguna. Ella estaba allí cuando los miembros de la expedición fueron conducidos a través del puente del ferrocarril a la plataforma. Por la construcción de los zancos, el espacio debajo de los rieles es más profundo, por eso se quedaron unos charcos de agua. La joven ambientalista se ve realmente afectada cuando cuenta de los daños ambientales: “Hay más animales que agua (en los charcos), moribundos, los caimanes y chigüiros no tienen agua ni su hábitat. Todo el resto está completamente seco. Como persona, como araucana y profesional de estudios ambientales me corta el corazón”.
 

El puente de ferrocarril sobre el “lago” como último refugio.  © CORTESÍA PARA SEMANA RURAL


En Arauca se enfatiza que Colombia sí necesita el petróleo y que su explotación es de interés nacional. “¿Pero en qué condiciones?”, preguntan los voceros de Lipa, “Los porcentajes que gana el país con estas compañías son mínimas, las ganancias se lo llevan ellos y a nosotros nos quedan los problemas sociales y ambientales, por eso nos oponemos contra esta explotación petrolera”.

Al menos en Arauca, el conflicto de Colombia aún no ha terminado. Están en juego la tierra, el agua, el dinero y el poder. Queda la sensación de que mientras la explotación de los recursos no beneficie a la población local y proteja su medio ambiente, sus modos de vida, ni los castillos de bolsas de arena proporcionarán paz en Arauca.
 


*Para este reportaje se intentó repetidamente obtener una opinión de OXY Colombia, sin embargo, la compañía pospuso varias veces citas programadas para después de tres semanas anunciar: “La compañía (OXY Colombia) decidió oficialmente y legalmente no pronunciarse hasta cuando las autoridades estatales hicieran oficialmente algún tipo de pronunciamientos sobre esta investigación (de los daños ambientales en la Laguna de Lipa)”.
 

POR: Stephan Kroener 
@El_Stoeppel#kolumbienverstehen

 

Historiador alemán amañado en Colombia. Estudiante de maestría en periodismo de la Universidad de los Andes, en Bogotá. Además, está cursando un doctorado en “medios, poder y derechos humanos” de la Universidad de Eichstätt, Alemania. Para su blog kolumbienverstehen viaja incansablemente por Colombia. Sus artículos y fotos son publicados en diferentes medios impresos y online en Colombia y Alemania.


 





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Semana Rural. Un producto de Proyectos Semana S.A. financiado con el apoyo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) a través del programa de Alianzas para la Reconciliación operado en Colombia por ACDI/VOCA. Los contenidos son responsabilidad de Proyectos Semana S.A. y no necesariamente reflejan las opiniones de USAID o del gobierno de Estados Unidos.