Suplir cualquier necesidad básica, ir al médico o comunicarse podría implicar un viaje de varios días entre la montaña. No hay mucho tiempo para quejarse o para descansar.
| En el Duda los caminos serpentean atravesando quebradas, zonas de vegetación vulnerable y regiones de páramo de hasta 3.500 metros sobre el nivel del mar. | Por: Andrés Torres / Especial para SEMANA RURAL
Entre 1952 y 1956, al final de la época de La Violencia, más de cinco mil familias campesinas fueron desplazadas en Colombia. La mayoría huyó hacia zonas montañosas como el Alto Duda, una región inhóspita a la que se llega atravesando parte del páramo más grande del mundo, el Páramo del Sumapaz.
| Pedro (41), líder comunitario de la región del Alto Duda, atraviesa el páramo del Sumpaz, el más grande del mundo, varias veces al mes. En cada travesía socializa el avance en las gestiones que como vocero realiza.
El Duda fue una región estratégica para la guerrilla de las FARC. Allí ejercieron su dominio durante décadas y se establecieron muy cerca, en La Uribe (Meta), uno de sus principales comandos. Hoy, en la Colombia de los acuerdos de paz, los habitantes de Alto Duda dicen que "se vive con incertidumbre".
Dicen que sin la guerrilla es el momento de que el Estado cumpla por fin la deuda que tiene en la región. Por ahora se sienten desprotegidos y a merced de otros grupos armados ilegales.
Así ha ocurrido en otras regiones en las que hacían presencia las FARC. En el primer semestre del 2017 fueron asesinados 51 líderes sociales y defensores de derechos humanos. En los últimos dos años, las víctimas con ese perfil se cuentan en 130.
Aunque la cifra de desplazamientos forzados ha disminuido de manera drástica, aún es alarmante. Hasta el primero de octubre, se presentaron 38.401 casos, según el registro de la Unidad de Víctimas. En lugares como el Alto Baudó, en Chocó, fueron desplazadas en marzo de este año más de 500 familias.
En el retén del ejército, en la vía que de Usme (Bogotá) conduce a Nueva Granada, antes las cosas eran diferentes; si alguien quería pasar por este punto tenía que estar dispuesto a contestar las preguntas de los militares: ¿Ustedes quiénes son? ¿de dónde vienen? ¿a dónde van? ¿con quién trabajan? ¿qué llevan ahí? Son las preguntas a las que las gente se acostumbró con los años por vivir en Sumapaz, considerada como una de las “repúblicas independientes” de Colombia, etiqueta que le puso a varias regiones, en 1961, el entonces senador Álvaro Gómez Hurtado.
El recorrido desde Usme hasta San José toma cuatro horas en carro. La vía es una trocha de piedras, grava y lodo, tiene algunos tramos de asfalto que se van dañando conforme pasan camiones que, curiosamente, llevan material para arreglar otros tramos del camino.
Ya en San José, entre la espesa neblina, aparecen un adolescente y un niño. El niño se llama Dilan, tiene 9 años, viene desde Centro Duda con su hermano Alejandro arriando la mulada (grupo de mulas de carga) con las cargas de frijol, ocho por cada mula, serán unas 1.200 libras por la cantidad de bestias que se dejaban ver. Su viaje duró 13 horas y aunque lucen notablemente cansados toman tiempo para saludar a todos y sonreír. Aprovechan para aligerar el peso que las mulas soportan en sus lomos.
El viaje de Pedro
Pedro Ortiz es un reconocido líder de esta región, vocero de La Asociación Agropecuaria de Centro Duda. Hoy hace esta travesía con una misión importante: llevar dos cartas. La primera a su cuñado, su hermana se la dio en Bogotá con carácter privado. La segunda, un oficio enviado desde la Gobernación del Meta al presidente de la Junta de Acción Comunal de Centro Duda, en él le expresan que se está estudiando la opción de enviar dos antenas de internet a su vereda, una gestión que empezó en febrero de 2017.
“Con esta antena se beneficiarían no solo Centro Duda; también Los Mortiños, La Sonora, Tempranos, Palmar Bajo, La Francia, Palmar Alto y los Tambos, -veredas todas de la región-. Se ahorrarían hasta dos días para hacer una llamada”, cuenta Pedro.
Hay regiones en Colombia que viven en el mundo premoderno, como El Duda; no hay electricidad, no hay comunicación telefónica y menos internet, no cuentan con vías de acceso ni centros de salud, las pocas escuelas no tienen profesores. Por la lejanía ninguno se amaña, manifiestan los lugareños.
El viaje de Pedro no solo es largo sino incierto. Es alta la probabilidad de no encontrar al presidente de la junta pues no le pudo anunciar su visita y no sería nada raro que, como todos los campesinos de la región, él esté en una de tantas correrías que se emprenden en el páramo para suplir alguna necesidad: sacar una cosecha, conseguir un medicamento o encontrar un teléfono que dé tono.
Mientras empieza a cabalgar, Pedro recuerda un día cuatro años atrás. Tuvo que sacar a su hermana enferma de apendicitis en una camilla hechiza desde Centro Duda. Fue una travesía sin descanso que les tomó dos días a él y a sus vecinos, caminando incluso en las noches. “De milagro mi hermana se salvó”.
Esas circunstancias hacen parte de lo cotidiano en la región: vender el queso, la leche, el frijol o la arveja, ir a un exámen médico, a la escuela, comprar crema dental, cualquier traslado básico se convierte en una misión peligrosa. Los senderos rodean riscos, quebradas, deslizamientos y ecosistemas vulnerables.
Vereda Tempranos
Van siete horas de cabalgata, Pedro se encuentra por fin con Inés y Antonio, una pareja de campesinos. Hacen todo juntos: mientras ella revisa la sopa en el fogón de leña él sostiene al bebé; cuando ella termina la inspección y se hace cargo del pequeño, Antonio trae un pedazo grande de panela, lo raya con machete y lo mezcla con maíz. Es la comida para los caballos, pero sobre el recipiente se abalanzan las gallinas, los perros y los cerdos.
INÉS, de la vereda Tempranos, una de las siete que componen la región del El Duda, alimenta a su hijo de 10 meses en casa.
Jóvenes charlan después de la cena en una casa de Centro Duda. Por la falta de electricidad, se acostumbra a reunirse para hablar a la luz de las velas.
La vida para ellos transcurre así, entre oficios de la casa y la finca. Encender el fogón, cuidar la olla, cargar al bebé y arrullarlo, preparar comida para los animales y sacarlos de la cocina cuando la comida es para humanos, cortar maleza, cargar arveja o frijol según la temporada... de vez en cuando se miran con complicidad y ternura entre el gesto de cansancio de sus rostros.
Es la única vida que conocen, aman su tierra, pero las condiciones que les impone vivir en semejante lejanía son difíciles de ponderar; el mismo Antonio lo comenta mientras se queja de la cintura por el viaje de la mañana. La cabalgata de 8 horas apenas termina y ya los espera otra en la mañana.
... Cuando llega la noche Pedro se acomoda en una habitación en la que solo cabe una cama y una mesa, el cansancio los fulmina a todos y le da paso al zumbido de los insectos y el viento que mueve los árboles, los únicos sonidos de esas noches heladas.
Nuevo día / 8am
Entre café y aguapanela, Pedro, Antonio e Inés conversan con otros dos vecinos sobre los asesinatos a líderes sociales, algunos conocidos; hablan de un caso en particular, el de Francisco Gómez, un abogado defensor de derechos humanos que fue apuñalado mientras dormía en su casa en Arauca. Un silencio largo y luego Pedro alista las maletas para la segunda parte del recorrido, el regreso a San José con 8 mulas cargadas de arveja.
Los caballos son el principal medio de trasporte y una fuerza de trabajo imprescindible, pero los animales también sufren los embates de la montaña. El caballo de uno de los vecinos se rehúsa a emprender la marcha, es probable que el cansancio acumulado no lo deje mover, pero no es una opción para el jinete. Hay un forcejeo y el animal sale a correr violentamente montaña abajo. La inclinación del terreno por poco tumba al hombre y con habilidad y un tanto de rabia logró controlar al animal, que finalmente avanzó por la trocha con pasos desiguales y accidentados.
| En el Alto Duda los caminos serpentean atravesando el páramo del Sumpaz, pasando desde Cundinamarca al departamento del Meta. De cuando en vez es fácil encontrarse cabalgando en medio de una arboleda, un río o zonas donde los senderos se confunden. En la fotografía una mujer asoma en medio de la espesa vegetación en alguna parte de las montañas del Meta.
Tras cuatro horas de camino, la casa de Pedro por fin está a la vista. Los caballos dan cada vez peores signos de fatiga, lomos raspados y cuero colgando, patas temblorosas y embarradas reflejan lo agreste del recorrido. Faltan dos horas de viaje hasta Centro Duda y la casa de Gustavo Muñoz, presidente de la Junta de Acción Comunal. Animales y humanos descansan en la casa de Pedro.
| Una mujer sobre su caballo en una región del Sumapaz, el equino, en medio de las rocas puntiagudas, se mueve con destreza.
La firma
La travesía alcanza las 18 horas, sin contar horas de descanso. A lo lejos, los cerros del Meta hacen ver diminuto lo demás y anuncian que Centro Duda esta cerca. Se han recorrido unos 40 kilómetros y se han alcanzado en el ascenso desde los 1.700 hasta los 3.800 metros de altura. Una distancia relativamente corta que con una carretera podría tardar tres horas, en el peor de los casos, aquí toma recorrer hasta 4 días.
Ya se dibuja la casa de Gustavo y luego se escuchan sus primeras palabras:“Sin guerrilla acá, el estado puede ahora prestarnos atención, ya que no usa dinero para una guerra, porque esta haciendo la paz, ¿no? Que se acuerde de nosotros ahora”.
La sensación es que el Estado nunca ha estado presente en El Duda. Durante la peor época, los enfrentamientos entre guerrilla y Ejército eran parte de la vida diaria, los campesinos tenían que salir con lo que pudieran cargar a refugiarse en la montaña. Las bombas y balas de ambos bandos no distinguían entre campesino, soldado o guerrillero. Varias veces esos proyectiles impactaron a pocos metros de las viviendas y hasta en los senderos que llevan a las escuelas.
«La educación acá es crítica, últimamente aquí no hay profesores de planta, solo hay por contrato y ninguno se amaña, entonces no duran mucho tiempo en la región. Aquí dan estudio hasta quinto de primaria, después le toca a uno salirse para poder darles estudio a los hijos. Uno aquí mantiene en su tierra pero si no hay estudio nos toca salirnos»
- Gustavo -
Los campesinos de la región ven con desesperanza las que -parecen, según ellos- estrategias para aburrir a la gente, para que se salga de la tierra.
| Dos hombres toman un descanso del trabajo, durante la cosecha de alverja o frijol, los lugareños trabajan hasta 14 horas diarias.
Al final de la reunión, Gustavo firma la carta que Pedro llevó después a Villavicencio (Meta). A la fecha aún no hay respuesta, El Duda sigue sin antenas... f
| JAVIER (48), es un agricultor de la región, durante la época de cosecha parte de su trabajo consiste en seleccionar las semillas de frijol o arveja. Separar las buenas de las malas le puede llevar más de 10 horas.
| Cada día de trabajo en la región empieza con una taza de café o aguapanela. El día puede resultar más largo de lo previsto en cada viaje, por eso los campesinos deben acampar en refugios previamente establecidos en los cerros.
MARIELA (47) solo ha salido de El Duda una vez en su vida. Fue a Bogotá. Solo ha habitado en tres veredas de la región: su casa de la niñez, la de matrimonio y donde vive hoy día, la casa de Pedro Ortiz donde realiza trabajos domésticos.
ROBINSON (17) ya ha realizado numerosos trabajos en el campo como recolección de café, arveja y fríjol. Actualmente trabaja como arriero en una de las fincas de El Duda.
NIVARDO (47) cría gallos de pelea desde los siete años. Hace viajes de hasta 4 días para llegar a Bogotá, donde puede apostar en las galleras. En 20 años de apuestas, su máxima victoria ha sido de 400 mil pesos.
| Aunque la mayoría de los que habitan El Duda son expertos jinetes, los caminos imponen sus propias condiciones. En los recorridos es usual tener que bajar del lomo del animal para cruzar alguna zona peligrosa; un cruce de no más de metro y medio de ancho, con la amenaza constante de derrumbe y un barranco de unos 40 metros de altura. Camino obligado para pasar de la vereda Tempranos al centro de la región.
| La región del Duda ha sido altamente influenciada por las guerrillas, fue una de las cunas de las primeras milicias comunistas y, posteriormente, importante zona de operación para las FARC. En algunas casas de la región se encuentran las huellas del predominio de estos grupos y su influencia. En la imagen, una bandera del líder Vladímir Lenin y del partido comunista de Colombia, en la casa de uno de los campesinos de la región.
| En la región del Alto Duda, ser jinete ha pasado de ser una necesidad a ser parte de la identidad del campesino, hombres y mujeres cabalgan con experticia en medio de zonas espesas de vegetación, trochas y peñascos... en el último rincón del Sumapaz.
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ZOOM EN LA VOZ DEL FOTÓGRAFO
- Mientras ves las fotos, escucha la historia de este reportaje gráfico en la voz del fotógrafo y periodista Andrés Torres Galeano-
Es fotógrafo bogotano. Trabajó durante 9 años como reportero gráfico para medios como Colprensa, La Casa Editorial El Tiempo y El Espectador. Actualmente es fotógrafo independiente; su trabajo se centra en la identidad, los conflictos sociales producto de la desigualdad y el abandono del Estado, y la relación del hombre con el medio y ambiente. Si quieren conocer más de su trabajo entren a TORRESGALEANO.COM
Se ha dejado de lado al campesino que decidió seguir en su tierra, ese que enseña la pujanza del colombiano tras la que otros se escudan. Con o sin acuerdo el campesino sigue viviendo una zozobra que a nadie le interesa y por la que pocos abogan, ni siquiera cuando hay elecciones, porque no votan, es decir, no suman ni restan a la política del país.
Genial trabajo, que importante tu labor. Vas bien sigue adelante y muchos exitos.
Muy Buen Trabajo!
Mostrando un mundo completamente diferente y desconocido para la mayoría, excelente trabajo!
Conozco a la zona del Sumapaz (la mitad norte desde 1.971 en varias expediciones botánicas y el imagen aquí descrito y documentado con fotos es muy cerca mis propias experiencias del area. Salimos de San Juan para el Nevado en 1.972, 1973 en en el 1.981. Este ultimo recorrido con el Profesor Thomas van der Hammen como parte de las expediciones ECOANDES, bien conocidas en el país. Antoine M. Cleef (cleef@uva.nl)
Felicitaciones por este trabajo y su inmenso sentido social, vale la pena todo ese esfuerzo.Mil gracias por abrirnos esa ventana a nuestra Colombia campesina.
Excelente trabajo. Sacar del olvido a estos compatriotas que luchan dia a dia por subsistir y además están en los ecosistemas que producen el agua. Deberíamos cuidarlos con esmero.
Un trabajo para admirar Andrés... Otra manera de conocer esas "Repúblicas Independientes" dentro de un mismo país... ¡Paradójico!
felictiaciones un trabajo bellísimo
Felicidades !! Para los que nos gusta la fotografía, inspirador; Para los que nos gusta la reflexión, autoconocimiento.
Una región olvidada x la desidia del Estado Buen reportaje, parte de esa ruta la cabalgue hace años
Muy buen trabajo, muy buena crónica, muy buenas fotos...
Hace cuatro años, la Orquesta Filarmónica llegó a la localidad 20 de Bogotá para formar musicalmente a los niños de una de las zonas más alejadas de la Capital. Tubas y clarinetes están haciendo vibrar la ruralidad bogotana.