Los emprendimientos de subsistencia carecen de innovación y capital. Sin embargo, pueden convertirse en verdaderas alternativas de negocio sostenible, rentable y con crecimiento. .
| La Fundación WWB Colombia trabaja con las comunidades para que a través de sus negocios puedan encontrar un sustento económico sólido | Por: Semana Rural
El desarrollo económico rural en muchas zonas del país se estancó por la inseguridad o por la falta de presencia del Estado. En estos lugares, la informalidad es alta y suele convivir con la delincuencia y la ilegalidad.
De ahí que el panorama para los emprendedores campesinos no sea el mejor y que existan pocas las iniciativas en pequeños municipios o veredas. Sin embargo, desde hace tres décadas, la Fundación WWB Colombia trabaja con las comunidades para que a través de sus negocios puedan encontrar un sustento económico sólido, formal y constante que las ayude a sostener sus familias.
En 2018, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó el informe'Estrategia de formalización empresarial para la competitividad regional en Colombia'. El documento enumera los escalones que un emprendimiento de subsistencia debe superar para alcanzar cierto nivel de formalidad. La idea es saltar de la necesidad a la oportunidad.
Para lograr esto, el estudio indica que la persona en su negocio informal de venta de algún servicio o producto tiene que conseguir clientes fijos. Una vez alcanzado este paso, debe superar una barrera mayor, en la que la mayoría se estanca: invertir una pequeña parte de las ganancias en generar un desarrollo en lo que se ofrece.
Luego de realizar estos pasos, la iniciativa comienza a transformarse en un emprendimiento de oportunidad que cuenta con capital, innovación y expectativa de crecimiento real que se refleja en una mejora de la calidad de vida, no solo del emprendedor sino de su entorno.
Te puede interesar: Un reconocimiento a las empresas que le apuestan a la inclusión
El objetivo de las capacitaciones es brindar a los emprendedores las herramientas suficientes para que sus iniciativas puedan escalar. © Archivo Semana
Nuevos emprendedores
Con el objetivo de impulsar los emprendimientos de subsistencia mediante capacitaciones enfocadas en fortalecer las habilidades personales y empresariales de los emprendedores, la Fundación WWB creó la ruta de capacitación ‘YARÚ: Camino Integral para Emprendedores’.
Además de capacitaciones, desde 2017 esta ruta incorporó criterios de medición y evaluación con el objetivo de establecer los efectos que puede generar la formación de los emprendedores, sus negocios y sus familias.
En 2018, 1.559 emprendedores, con un promedio de edad de 49 años, finalizaron el proceso. De esos, el 76 por ciento eran mujeres y al menos la mitad tenía experiencia laboral.
Que las mujeres fueran mayoría evidenció que en los hogares hay un cambio de responsabilidades y que las tareas domésticas y de crianza ya no son exclusivamente femeninas. Eso, a pesar de la resistencia cultural.
Hacer una inversión para mejorar el negocio es donde mayoritariamente las iniciativas se estancan y tienden a desaparecer. © Archivo Semana
“Antes me tocaba todo a mí. En mi paso por la Ruta aprendí a delegar, si alguien necesita algo tiene que hacerlo porque nadie lo va a hacer por él. La clase de liderazgo me sirvió bastante para fortalecerme”, dijo Juana Guzmán, beneficiaria del programa.
La alfabetización financiera, otro de los recursos presentes en la ruta, fortalece los emprendimientos de subsistencia y permite mejorar las finanzas de los emprendedores. En sus hogares, les permite ahorrar para un fin específico o como reserva en caso de emergencia. Algo de lo que siempre habían escuchado, pero nunca habían llevado a la práctica.
“Lo principal para mí es la inversión en el negocio. Para saber cuánto debo invertir en mi negocio utilizó una fórmula que nos enseñaron acá en la Fundación. Invierto en mano de obra y materia prima, y el resto del porcentaje de ganancia lo tomo como ahorro”, dijo Gloria Suárez, mamá emprendedora participante de este programa.
Además, se evidenció un incremento promedio de más del 100 por ciento, producto de los negocios formales o informales.
Un 54 por ciento de los beneficiarios manifestó que los ingresos que estaban teniendo eran suficientes para costear los gastos básicos tanto de sus negocios como de sus casas. Antes de comenzar con la ruta solo el 50 por ciento de los emprendedores realizaba algún tipo de planificación presupuestal. Al acabar el proceso, la cifra llegó al 94 por ciento.
El primer grupo de egresados de la ruta YARÚ representó a Cali y a los municipios de Yumbo y Florida. Con sus cifras, muestra de éxito, queda claro que sí es posible mediante una capacitación integral potenciar las capacidades no solo empresariales sino personales de estos ahora emprendedores.
En Quibdó quieren consolidar el turismo de naturaleza en los ríos. En una zona donde la violencia y las economía ilegales primaban, artesanos, agricultores y guías turísticos ansían mostrar la magia de un departamento donde el agua manda.