El glaciar más grande de Colombia está en el Parque Nacional Natural (PNN) Sierra Nevada del Cocuy, un emblema natural que comparten los departamentos de Boyacá y Arauca. Es un deleite para turistas, guías locales y nativos; una evidencia de la diversidad de nuestro país: variedad de pisos térmicos, de vegetación y de animales. El paisaje pasa por el azul de las lagunas hasta el blanco de las nieves perpetuas, y se complementa con cientos de animales como el cóndor de los Andes, los venados y los osos de anteojos.
Por: Archivo Particular
 Cuando ser ‘rojo’ o ‘azul’ significaba persecución entre bandos durante la época de la Violencia entre liberales y conservadores, el verde fue el color alternativo. Por eso, Marco Antonio Gamba, exalcalde del municipio, decidió que las casas del pueblo se pintarían con este color para evitar la violencia bipartidista. De allí surge el tono llamado “verde cocuy”. Conocido como “Ciudad Remanso” o “Remanso de Paz”, el municipio es otro de los territorios donde las casas son los vestigios de la colonia y la República.
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 A lo lejos, se observa la geografía regional. Unos 25 picos nevados se alzan en el PNN Sierra Nevada del Cocuy como un encanto visual y un desafío para los más aventureros. La masa glacial tiene 30 kilómetros de longitud. Los picos están ubicados entre los 4.800 y los 5.330 msnm, y el más alto es el Ritacuba Blanco, ubicado sobre la cordillera oriental de los Andes. Además de ser hogar de la biodiversidad nacional, el PNN es refugio del pueblo tunebo o el U’wa, una comunidad indígena autóctona de la región.
Por: Archivo Particular
 Caminar por Monguí es devolverse en el tiempo. A 2.900 msnm, cada paso por las calles empedradas de este municipio evoca la época colonial, la arquitectura y la historia. Fue fundado en 1601 y pertenece a la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia, una distinción que promueve el turismo y el desarrollo comercial. Sus casitas y estrechas calles también están decoradas con balones de todos los tamaños, un reconocido producto de la industria local.
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 En el Puente Real de Calicanto se escucha un diálogo entre la arquitectura, la historia y la naturaleza. Fue construido en el siglo XVII y fue corredor para transportar las piedras con las que se erigieron la Basílica y el Convento. Su nombre alude al pegamento con que fue hecho: una mezcla de arena, cal, melaza y sangre de res. El puente cruza el río El Morro y, a su alrededor, se pueden admirar tendidos de flores coloridas o árboles de tamaño mediano.
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 La Basílica de Nuestra Señora de Monguí es una oda al arte. Este templo, también de calicanto, fue construido por orden de Fray Camero de los Reyes en el siglo XVII y restaurado en el 2016. Además de ser un recinto religioso, la Basílica protege tesoros artísticos. Es guardián de la imagen de la Virgen de Monguí, de pinturas que retratan escenas bíblicas y de algunas obras de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, el pintor colombiano más importante de la época colonial.
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 Durante la temporada baja, los hoteles de Villa de Leyva registran hasta un 80% de ocupación. Es uno de los destinos favoritos de los viajeros: ofrece ecoturismo, cultura, historia y aventura en un solo lugar. Este municipio fue fundado en 1572 y declarado monumento nacional en 1954. Su arquitectura mezcla los estilos colonial y republicano, otra razón que enamora a los turistas. Además, sus paisajes están enmarcados por las montañas del oriente.
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 La plaza tiene unos 14.000 metros cuadrados, una medida que la incluye dentro de las más grandes de América. En sus inicios fue la sede del mercado y el punto principal de abastecimiento de agua. Allí se reunían las mujeres para recolectar el agua de los canales que cruzaban la plaza, cargarla en chorotes de barro y llevarla a las casas. El empedrado que conocemos hoy fue puesto entre 1960 y 1970. Sus costados están decorados con casas de la época que ahora son hoteles, hostales, restaurantes, museos o tiendas de artesanías locales. Además, es sede de eventos anuales, como el Festival de Cometas, el Festival de Astronomía o el Festival de las Ideas de SEMANA.
Por: Archivo Particular
 Al oriente, respaldada por una imponente montaña, está la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, el templo del municipio. Fue erigida durante la primera mitad del siglo XVII y se reconoce a lo lejos por sus fachadas de piedra, pintadas de color blanco. Al igual que otras iglesias del departamento, el recinto religioso también es una galería de arte que conserva pinturas de Jerónimo Acero y Gregorio, adornos coloniales y un altar que se presume es de la época barroca.
Por: Archivo Particular