Entre aplausos y rechiflas, José Félix Lafaurie, Juan Camilo Restrepo, Andrés Castro, Jhenifer Mojica y Myriam Martínez hablaron de los desafíos del acceso y la formalización de predios.
| Primera Gran Cumbre de Colombia Rural: innovación, seguridad y desarrollo en el campo. Un diálogo sobre la agenda de la ruralidad en el país y en América Latina. | Por: Esteban Vega | Semana
¿Qué rumbo deben seguir las políticas de acceso a tierras en Colombia?
Esa fue la principal pregunta que intentó responder el panel ¿Cómo acceder a la tierra en Colombia?, que, bajo la moderación de Diego Bautista, DCOP Regional del programa Tierra Próspera, demostró que, más que llegar a verdades absolutas, es necesario encontrar puntos en común en medio de las divergencias ideológicas para dejar de dar las mismas vueltas que se han dado por años.
El panel comenzó con una pregunta abierta: ¿Cuál es el desafío del acceso a tierras? El exministro de agricultura Juan Camilo Restrepo se refirió al primer punto del acuerdo de paz, el de la reforma rural integral. Aunque reconoció las virtudes del acuerdo, afirmó que la restricción presupuestal y la situación fiscal del país han frenado el programa de acceso a tierras. “Por primera vez en muchos años –dijo Restrepo– el rubro de inversión en Colombia decreció y el programa de acceso a tierras está pagando los costos de la situación fiscal del país”.
Otra de las panelistas, Myriam Martínez, directora de la Agencia Nacional de Tierras, indicó que las entidades necesitan reinventarse para responder a la demanda. De acuerdo con Martínez, hoy las agencias siguen actuando como si Colombia fuera un país de 10 millones de habitantes y no pueden responder a los requerimientos institucionales en las regiones.
“Tenemos que pensar que Colombia no es la de hace 60 años, que tienen otras necesidades y están esperando una respuesta efectiva del Estado. Debemos preparar las entidades para ese desafío”, dijo Martínez.
Sobre el mismo tema, Jhenifer Mojica, opinó que el gran desafío es que las políticas de tierras tengan un enfoque social y medioambiental, que no se centren tanto en la forma, ordenamiento y planeación sino en las necesidades concretas de la población afectada, como los indígenas y los afros.
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“Demagogia en tema de tierra”
Contrario a lo expresado por Mojica, José Félix Lafaurie dijo que “ha habido una gran demagogia sobre el tema de la tierra en Colombia”. Lafaurie indicó que los grandes latifunfistas no son el problema. “El país tiene unos 133 millones de hectáreas. De ellas, 48 millones (son) de privados; 12 millones, del Estado; 11 millones, de áreas protegidas y parques; comunidades étnicas, 34 millones; los restantes 6 millones son pequeños catastros. Las 48 millones de hectáreas, divididas en 4.397 predios, para un promedio de 11 hectáreas por predio”.
Finalmente, Andrés Augusto Castro, director de la Unidad de Restitución de Tierras, aseguró que el gran desafío es atender al número creciente de solicitudes de restitución. “Hemos recepcionado 123.000 solicitudes, el 80% están habilitadas”, dijo el funcionario y agregó que en 2020 el presupuesto de la unidad crecerá 3%.
El panel prosiguió con una dinámica en la que se formularon varias preguntas. Los participantes debían levantar una paleta para indicar si estaban de acuerdo con lo que se formulaba: paleta verde si estaban de acuerdo, roja si estaban en desacuerdo o amarilla si estaban de acuerdo a medias.
En medio de la dinámica, Lafaurie afirmó que las preguntas estaban mal formuladas, se autoproclamó el “patito feo del tema” y se atrevió a levantar dos paletas al mismo tiempo, en señal de protesta.
Una de las preguntas de Diego Bautista fue: “El PND tiene una meta de 55.000 títulos a 2022, esto, frente a 8 millones de predios sin títulos rurales, ¿entonces deben ajustarse las ene metas ya que no se puede fortalecer a fondo la capacidad institucional?”.
La respuesta más aplaudida a este interrogante fue la del exministro Restrepo, que, luego de levantar la paleta roja, afirmó que no estaba de acuerdo porque “la conclusión es fatalista. Es una verdad de a puño que hay una gigantesca informalidad en la tierra en Colombia. Pero negar que la hay es chocarse contra las evidencias. Ayudar a la formalización de la propiedad rural es definitivo. La capacidad institucional muestra que sí se pueden crear instituciones proactivas en Colombia. Ya van cerca de 370.000, no es poca cosa. Es como todo el Quindío o Atlántico”.
Conforme avanzaba la discusión, aplausos y chiflidos dieron cuenta de las posturas opuestas dentro del público. Pero aún así, la gran conclusión del panel fue clara: la de que en medio de las diferencias se pueden encontrar puntos en común que ayuden a encauzar las políticas de tierras a un escenario incluyente, donde las visiones totalitarias se cambien por aportes asertivos, dejando de lado las ideologías.
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