Las cifras del DANE evidencian un deterioro en el mercado laboral en las zonas rurales y en la actividad agropecuaria a pesar del crecimiento observado en esta rama económica. Esta paradoja plantea varias inquietudes sobre el bienestar en el campo..
| Un campesino fumiga su cultivo en Madrid, Cundinamarca. | Por: Cristiam Cubillos
Las estadísticas sobre crecimiento económico, población ocupada y desempleados que presenta el DANE llaman la atención sobre el comportamiento del agro. Mientras en el primer trimestre del año, esta rama de actividad económica fue la que más creció, con un 6,8 por ciento frente al 1,1 por ciento de la economía en general, se observa una disminución gradual en el número de ocupados en esta rama.
Ni siquiera en medio de la pandemia, cuando el sector ha sido excluido de las restricciones y se ha convertido en el dinamizador de la economía, se han dejado de perder empleos. Para el trimestre móvil de febrero a abril de 2020 se observó una disminución de población ocupada en agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca de 3,5 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior. Y lo mismo ha venido ocurriendo en los informes de los primeros cuatro meses del año.
De acuerdo con el informe de enero (trimestre móvil noviembre 2019-enero 2020), había 3.515.701 personas ocupadas en el sector, mientras que en el último informe de abril (trimestre móvil febrero-abril de 2020) la población ocupada se redujo a 3.208.981. Esto equivale a una disminución de 306.720 personas trabajando.
Una muestra más del deterioro del mercado laboral en el campo es que el desempleo en los centros poblados y rural disperso reportó en el mismo trimestre móvil un aumento de 1,8% con respecto al año pasado, situándose en 8,8%. Entre tanto, la tasa de ocupación en estas zonas se ubicó en 49,5%, lo que representó una reducción de 3,9 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre móvil del 2019 (53,4%).
Estas cifras dejan en el aire una preocupación sobre lo que está pasando en el mercado laboral pues, a pesar de que la economía del agro crece, esto no se ve reflejado en mayores puestos de trabajo, sino todo lo contrario: menos personas ocupadas. Esto amerita un análisis profundo sobre qué está pasando en las zonas rurales del país, que siguen teniendo unos niveles de pobreza y desigualdad mucho mayores que las zonas urbanas. Es necesario identificar si las causas son estructurales o coyunturales, y determinar cuál es la ruta para atender a los campesinos en medio de esta situación.
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