El Fondo para la Reparación a las Víctimas entregó a la alcaldía de San Luis y la comunidad un inmueble que usaban grupos paramilitares. En corregimiento de El Prodigio ahora le apuestan al turismo y la desestigmatización de su territorio..
| La casa que perteneció a Alias "Terror" tiene dos pisos y mas de 5 habitaciones. | Por: Cortesía Arnulfo Berrio
Arnulfo Berrio recuerda muy bien la noche en que tuvo que salir con su familia huyendo de los enfrentamientos entre grupos armados. Con tan solo 12 años, a las 10 de la noche de un día ‘cualquiera’, tuvo que cargar su vida en una mula y un caballo y dejar atrás la tierra que lo había visto nacer. Cuánto lo hizo huir en su momento, hoy es solo un mal recuerdo. El Prodigio, la tierra de la que nunca se pudo separar totalmente, es ahora un corregimiento con esperanza.
Después de emprender una larga caminata hasta la autopista Medellín-Bogotá, pasar por Turbo (Antioquia) y cruzar todo el golfo de Urabá, llegó hasta Chocó. Allí estuvo solo un año. A su corta edad pasó por muchos municipios del departamento antioqueño. Entre escuela y escuela, alternando con sus trabajos como vigilante, terminó su bachillerato en Medellín. En el año 97, su padre fue asesinado por las Milicias Populares y “cegado por la rabia” -como asegura- se fue a prestar servicio militar con la esperanza de vengar su muerte.
La rabia le duró poco, la tierra lo llamaba. “Después de haber entendido que la venganza es como quien se toma un frasco de veneno y espera que sea el enemigo el que muera, me dediqué a trabajar por la paz en mi tierra” asegura. En San Luis, lidera la junta de acción comunal y diferentes procesos para salvaguardar el patrimonio. Como Arnulfo, la comunidad de El Prodigio empezó a cambiar su historia. Le apostaron a la paz y ahora esperan convertir la región en uno de los mejores destinos turísticos del oriente Antioqueño.
En ese proyecto nació la nueva casa de la cultura del corregimiento. Para Arnulfo la entrega de esta casa es un paso enorme en la reivindicación del territorio:“Es importante resignificar y desestigmatizar nuestro corregimiento, que se conocía era por la violencia y ahora se proyecta como destino turístico por su riqueza arqueológica y paisajística y con sitios poco explorados como las cavernas de los indígenas Pantágoras”.
La casa era conocida como “La casa del terror”. Luego de las dos tomas guerrilleras del año 2001, las autodefensas fortalecieron su pie de fuerza. Fue en ese momento cuando el comandante “Alias Terror”, adquiere un lote en el centro del corregimiento y comienza a construir la que sería su vivienda.
“Como ellos eran "la autoridad", -cuenta Arnulfo- cada vez que en el corregimiento había una alteración del orden público, los responsables eran castigados al otro día revolviendo la mezcla para ayudar en la construcción de la casa. Esta casa tiene tanto de paramilitar, como de comunitario, así fuera a la fuerza”.
En el primer piso funcionaba un pequeño supermercado de las autodefensas, allí los patrulleros y sus familias se abarrotaban de la comida necesaria. Al otro lado había un bar. El segundo piso iba a ser la vivienda alías “terror”, pero nunca llegó a habitarla.
“La casa la conocían como la casa del terror, no porque se hubiera hecho algún tema de violación de derechos humanos, sino porque así se le conocía al hijo de Ramón Isaza, Oliverio Isaza” cuenta Arnulfo. Cuando se desmovilizaron las AUC, entregaron la propiedad a la Unidad de Víctimas y al Fondo de Reparación.
El líder local dice que, motivados con la administración de esta propiedad, “se podrán aunar esfuerzos entre la Junta de Acción Comunal, la alcaldía de San Luis y los Vigías del Patrimonio Sanluisano para darle una nueva dinámica y que la gente tenga acceso a la cultura y el arte”.
Con la cesión en comodato, que Arnulfo lideró, además de consolidarse como la “casa de la cultura y la esperanza”, servirá como centro de acopio para los cacaoteros de la región. También como un sitio referente del encuentro social y el resarcimiento de los derechos de las víctimas que reconstruyen sus proyectos de vida y lideran El Prodigio de resurgir con resiliencia y sin violencia.
En los últimos cinco años, el lastre de violencia y miedo que la habitaron cambió cuando a sus nuevos interiores se mudaron el arte, los grupos artísticos, un museo arqueológico con vestigios de la tribu Pantágoras, un gimnasio par personas mayores y los guías turísticos, quienes cuentan la historia de este corregimiento y el resurgimiento que vive hoy.
El paisaje kárstico se caracteriza por el tipo de formaciones que se crean por la meteorización de determinadas rocas. En la región también hay varios pictogramas. ©Archivo Arnulfo Berrio
©Archivo Arnulfo Berrio
En El Prodigio existe ahora una ruta arqueológica turístico-educativa. Se pueden observar petroglifos, aves, grandes hectáreas de bosques, aguas cristalinas y su mayor atractivo, el paisaje kárstico: una gran cantidad de rocas y cuevas que, en algunos casos, sobrepasan la altura de la piedra de Guatapé.
“Si hay algo que nos dejó la guerra y que con este aire de paz podemos trabajar, es la oportunidad de conocer sitios tan maravillosos como el corregimiento El Prodigio. Están todos bienvenidos” comenta Arnulfo.
El Fondo de Reparación para las Víctimas administra 1.895 bienes en Colombia. De estos, 1.595 son inmuebles entregados por los exintegrantes de los grupos armados ilegales (975 son rurales y 620 urbanos) como resultado de su sometimiento a la Ley de Justicia y Paz.
Los dineros captados por los arriendos o la monetización de estas propiedades han generado ingresos por más de 6.000 millones de pesos durante este año para el pago de las indemnizaciones económicas, como medida de reparación a las víctimas favorecidas por sentencias judiciales de los tribunales.
La Unidad para las Víctimas ha adjudicado 18.000 de estos pagos por más de 200.000 millones de pesos, de un total de 1.144.072 indemnizaciones administrativas entregadas en todo el país con una inversión acumulada de 7,4 billones de pesos.
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