Por medio de la pintura, la música y el teatro, Iván René y jóvenes del Catatumbo resaltan la labor campesina y las costumbres de un territorio marcado por la violencia.
| Las muestras artísticas pretenden demostrar que la región del Catatumbo no es sinónimo de conflicto. | Por: Rawing Mc - Comunicaciones Cisca.
La juventud catatumbera ha heredado las luchas históricas de sus mayores: mujeres y hombres que se han organizado para exigir sus derechos, tan olvidados como el territorio donde habitan. Iván René* es uno de los tantos jóvenes campesinos que transforman con su talento las problemáticas del Catatumbo.
Desde la identidad campesina que lleva en sus raíces, René escribe, canta e ilustra las realidades de la región que lo vio crecer y le enseñó el amor, la generosidad y la lealtad hacia su territorio.
«Llevo siempre presente que cada pedacito de campo es mi pedacito de verso».
Iván René*, artista joven campesino.
Este rap denuncia el mal uso de los recursos naturales y defiende las raices, costumbres y cultivos de los campesinos del Catatumbo.
Los murales creados por “La Casa Trueno” no solo dan color en los pueblos del Catatumbo, también son muestra de la identidad campesina y del grito de dignidad de las comunidades que piden justicia social para su Catatumbo, su casa, su trueno.©Rawing Mc - Comunicaciones Cisca.
De ese cariño a la región y a su gente nació en él la necesidad de caminar el territorio y de trabajar colectivamente esparciendo la palabra de lucha y resistencia heredada de su tío, un reconocido líder comunal de la región.
Como todos los jóvenes del Catatumbo, René se enfrenta al reto permanente de vivir en una región marcada por la violencia y el abandono estatal. A pesar de este contexto, mediante el arte y la cultura, los jóvenes están demostrando que no han nacido para la guerra. Bajo esta premisa, él y otros integrantes del colectivo Casa del Trueno dejan huella en las paredes de su territorio.
René ratifica su amor por el Catatumbo cuando recuerda la época del paramilitarismo, una experiencia que afrontó con su familia cuando apenas era un “pegote”, como les dicen a los niños en la región. Los seis integrantes de esta familia, como más de 120.000 personas de la zona, vivieron el desplazamiento forzado, que en su caso los llevó a refugiarse en Venezuela.
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Ante la guerra, el Catatumbo no da tregua
A través de los murales se invita a la preservación de los recursos naturales, la economía campesina, el respeto hacía la mujer y el empoderamiento por lo propio.©Rawing Mc - Coaciones Cisca.
Exilio: el descubrimiento personal
En Venezuela, subsistir fue el reto diario: “Recuerdo el día que mi mamá vio una mata de bejuco y salió corriendo con alegría a arrancarla creyendo que era yuca”.
Las calles venezolanas fueron su primer acercamiento al mundo de la música y la pintura social. Estas dos artes, sumadas al deseo de retornar a su tierra, fueron formando el espíritu y la sensibilidad de este joven que empezó a incluir en cada letra de sus canciones, en cada trazo, tinta o aerosol y en cada mural e ilustración, una bandera: “Defender la tierra y a quien la cultiva”.
Cuando la presencia del paramilitarismo disminuía en la región y el tejido social del Catatumbo estaba por recomponerse, René regresó a su tierra. A los 14 años se involucró en el movimiento comunal, donde comenzó a forjar el espíritu de unidad. Fue así como años más tarde se integró al Comité de Integración Social del Catatumbo (CISCA), que desde su fundación ha trabajado con la juventud catatumbera a través del arte y la cultura.
Su llegada al Cisca y sus capacidades artísticas enriquecieron el proceso juvenil aportándole nuevas formas de expresar la esencia campesina y cada una de las luchas que día a día se defienden en este territorio.
Por medio del arte y la cultura los jóvenes del Catatumbo buscan superar un pasado marcado por la violencia. ©Rawing Mc - Comunicaciones Cisca.
Hoy las paredes del Catatumbo se pintan de colores con murales que invitan a la armonía con la naturaleza, la economía campesina, el respeto a las mujeres, la movilización y el poder popular. En las celebraciones locales, las danzas tradicionales comparten escenario con el break dance. En los pocos espacios públicos de recreación, que existen gracias a la fuerza de la comunidad, los jóvenes presentan obras de teatro como Catatumbo, una historia que no se olvida y Semillas, que reflejan la historia de violencia, despojo y resistencia que ha vivido la región.
Esto mismo ha hecho René junto a Melkin y David desde la agrupación de hip-hop“Reyes Magos”, con la que han rescatado la esencia del campesino. Así lo expresan en una de sus letras:
Agrupación Hip-Hop Campesino 'Los tres Reyes magos'. ©Rawing Mc - Comunicaciones Cisca.
“Yo soy el campesino, el que lleva la esencia
el que analiza el Cosmos, lleno de inteligencia
que no se ha acostumbrado a sentir la indiferencia
por eso levanto el puño lleno de desobediencia
El que no ha renunciado a costumbres y creencias
conocimientos de ancestros, rituales, místicas y ciencias
El hecho de ser guerrero no es mera coincidencia
pues la resistencia se transmite con la herencia”
Fragmento del rap 'Caminos de la palabra'.
Esta es la segunda entrega de la serie 'Catatumbo: rostros de la resistencia', una alianza entre el equipo de comunicación del Comité de Integración Social del Catatumbo (Cisca), la Asociación Minga y Semana Rural. Todos los viernes se publicarán perfiles e historias de campesinos, jóvenes, maestros y estudiantes que se han negado a la normalización de la violencia como unica forma de vida.
*El apellido es omitido para preservar la seguridad del personaje.
Semana Rural lo invita a hacer un recorrido melódico por el sur del Pacífico colombiano. Reviva, a través de la música, la magia de las voces de 220 mujeres que con sus cantos reconstruyen esperanza y paz como una forma de resistir la violencia que por años ha azotado su región.