A través del teatro y la danza, esta corporación se ha dedicado por más de una década a arrebatar jóvenes de la delincuencia para ayudarlos a crear proyectos de vida asociados a la cultura.
| Esta corporación vincula niños y jóvenes al teatro y la danza. | Por: Katherin Gil
Harold Murillo recuerda con claridad el día en que un grupo de jóvenes llegó a su barrio para realizar una muestra artística. Él tenía 15 años y supo desde el momento en que los vio que quería moverse como ellos.
La corporación cultural ‘Jóvenes creadores del Chocó’, que nació en el 2008 a partir de un proceso de formación artística liderado por el Ministerio de Cultura y la Universidad del Valle, está a la cabeza de Katherin Gil, y Harold no dudó en acercarse a preguntar si lo recibían. Ese era precisamente el objetivo de la organización: que los niños y los jóvenes de los barrios de la capital chocoana se animaran a participar y a dedicar sus tiempos libres a esta formación artística.
Harold llegaba del colegio a hacer sus tareas lo más rápido posible para asistir a las 2:00 de la tarde a tomar sus clases de baile y teatro. Como dice hoy, ya con 19 años, esa fue su resistencia a convertirse en uno más de los jóvenes captados por los grupos criminales en una de las ciudades más violentas de Colombia.
Harold lleva 4 años viculado a la corporación y ahora es promotor artístico.
“Uno está muy expuesto en el barrio donde yo crecí. Siempre ha habido balaceras y atracos. Uno vive en medio de eso y esas cosas lo tocan a uno. Incluso hasta amigos míos, que conocía de infancia, están metidos en esas cosas”, recuerda Harold.
Para dimensionar la violencia de la capital chocoana, el año pasado se presentaron 151 homicidios, lo cual representó un aumento con respecto al año anterior. En tasas, mientras en el 2019 se presentaron 78,3 homicidios por cada 100.000 habitantes, en el 2020 esa cifra subió a 115,4, cinco veces la tasa nacional que está en 23,9.
“A mí lo que me gusta es hacer arte. Si no hubiera sido por la corporación, hoy en día yo estaría en la calle haciendo cosas malas”, dice Harold sobre la corporación que desde hace más de diez años se ha dedicado a reivindicar los derechos de las comunidades, aumentar la participación de las mujeres en escenarios artísticos, desarrollar procesos pedagógicos para convertirse en embajadores de su cultura y realizar muestras artísticas que ofrezcan entornos protectores a los niños y jóvenes chocoanos.
“Siempre hemos cuestionado las constantes vulneraciones de los derechos humanos de la población juvenil y seguimos viendo cómo se ha naturalizado la violencia, se crean nuevas bandas delincuenciales, crecen los homicidios y se llena la cárcel de jóvenes en condiciones precarias”, lamenta Katherin Gil, quien recuerda con dolor las ocasiones en que los jóvenes de los barrios donde tienen influencia han sido asesinados en medio de luchas de poder y actividades delincuenciales.
“Nosotros exigimos respeto por la vida de los jóvenes del Chocó, no aguantamos un muerto más. Tampoco queremos que caigan de nuevo en bandas delincuenciales y que vayan a la cárcel. Hemos logrado conservar el grupo y que la mayoría no regrese a esas bandas, que quieran ir a la universidad y hacer otras cosas”, dice Gil, casi en forma de plegaria.
La sede de Jóvenes Creadores del Chocó, ubicada en el barrio Tomás Pérez, se ha vuelto un oasis en medio de la violencia para los más de 400 jóvenes que asisten a la semana a tomar una clase o realizar alguna actividad.
Actualmente hay más de 400 niños y jóvenes recibiendo formación artística y cultural.
Hoy la corporación dicta cursos de inglés, liderazgo, proyecto de vida, derechos sociales, teoría de la danza, teatro y partería creativa, la clase donde se articulan todas las creaciones y se organizan muestras artísticas para presentar a la comunidad una vez al mes y conquistar así a más jóvenes chocoanos.
El interés de esta muestra mensual, según explica Katherin, también es reflexionar y representar su identidad. Por eso, buscan que las presentaciones estén relacionadas con lo que están viviendo las comunidades; que no sean indiferentes a las problemáticas que aquejan a la población.
Tras meses de lluvias que afectaron a Quibdó, las instalaciones de la corporación y los equipos se vieron afectados. Hoy, el propósito de los líderes de la organización es restablecer la infraestructura y mejorar las instalaciones para que se conviertan en un gran centro artístico y cultural a donde puedan llegar más y más jóvenes. Pero la capacidad económica sigue siendo un reto.
“El estado de las instalaciones hay que mejorarlo para hacer un espacio más cómodo. El techo está dañado y por eso es que nos inundamos. Nos da miedo que nos pueda caer encima”, dice Fabiana García, una jóven de 17 años que se mueve al ritmo de la danza urbana y afrocontemporánea.
Tanto Harold como Fabiana saben que sus vidas son otras gracias a Jóvenes Creadores de Chocó. Sus ojos hoy están puestos en una carrera universitaria asociada a las artes, pero antes tienen la convicción de trabajar para que más jóvenes como ellos se alejen de los delincuentes y encuentren por fin una oportunidad de paz en medio del baile y el teatro.
Se calcula que el 98 por ciento de la infraestructura de la isla Providencia fue destruida por el Huracán Iota. Mientras tanto, en Chocó, Bolívar, Antioquia y otras regiones, miles de familias perdieron sus hogares. Semana Rural le cuenta cómo ayudarlos