Glen González es una antioqueña de 67 años que hace más de 40 llegó con otras familias a tierras baldías del Urabá antioqueño, en donde fundaron la vereda Bella Rosa.
| Glen González | Por: Archivo Particular
Glen González es una antioqueña de 67 años que hace más de 40 llegó con otras familias a tierras baldías del Urabá antioqueño, en donde fundaron la vereda Bella Rosa. Allá formó su familia y por años vivió de la agricultura.
La informalidad rural predominó y los linderos de las fincas eran establecidos de palabra entre los campesinos.Con la llegada del conflicto, dice Glen, los paramilitares los obligaron a abandonar su terreno bajo amenaza mortal. Tuvo que huir. Llegó sin nada a Medellín, a vivir de la informalidad.
Hace un par de años contactó a sus antiguos vecinos y lideró el regreso a su terruño. Ese plan, no obstante, ha tenido grandes obstáculos, como la aparición de nuevos dueños en la que otrora fue su vereda.
Esta zona tiene un conflicto complejo. En el año 2000 el territorio de casi 110.000 hectáreas fue adjudicado a las comunidades afro del Bajo Atrato, pero el Incoder también entregó títulos de propiedad de casi el 90 por ciento de los predios a terratenientes. Cuando Glen se acercó a la URT a solicitar la restitución, la reclamación fue negada ante la falta de papeles que demostraran la propiedad.
“La URT nos desconoce la propiedad a nosotros que llevamos toda la vida ahí, pero sí se la reconoce a otros señores que tienen un montón de tierra de manera irregular, pero al mismo tiempo están en territorio que es de comunidades negras”, explica González.
Con este panorama, las familias entraron a la zona, generando múltiples conflictos entre los involucrados. En 2016, obtuvieron una medida cautelar de un juez de restitución de tierras que evitó el desalojo hasta que el lío jurídico se resuelva.Incluye aquí el contenido del artículo.
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