Luego del anuncio de Iván Márquez y Jesús Santrich sobre su regreso a la guerra, la gran pregunta que queda es qué pasará con el grueso de los excombatientes que actualmente está en ruta de reincorporación, dentro y fuera de los llamados ETCR.
| A unas tres horas del casco urbano de San Vicente del Caguán, y en el filo de una montaña, queda el ETCR Miravalle. | Por: León Darío Pelaez - Semana
El aviso del regreso a las armas de varios exlíderes de las Farc la mañana de este jueves, no solo tomó por sorpresa al país sino al grueso de excombatientes que actualmente adelantan su proceso de reincorporación dentro de los 24 espacios territoriales que hoy funcionan en 13 departamentos.
El panorama supone una preocupación de seguridad para más de 3 mil excombatientes, aseguró Pastor Alape, delegado al Consejo Nacional de Reincorporación por el partido Farc.
El exguerrillero hizo énfasis en la urgencia de que el Gobierno, ante el anuncio de sus excompañeros, garantice la seguridad del proceso. “Vemos que la intención del Gobierno es dejar en desamparo los espacios de reincorporación colectiva”, aseguró.
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Ante el anuncio de regreso a las armas, el Alto Consejero para la Estabilización, Emilio Archila, confirmó que el 90 por ciento de los exguerrilleros se mantienen en el proceso de implementación del proceso de paz.
Eso, respecto de la preocupación de varios sectores frente a un posible retorno de los exguerrilleros de base a las armas, algo que es muy poco probable, según el Centro de Investigación de Educación Popular (Cinep).
Víctor Barrera, investigador de ese centro de estudios, explica que de los cerca de 13 mil hombres que hoy están en proceso de reincorporacion, y que fueron certificados ante la oficina del alto comisionado para la paz, unos 8 mil están adelantando el proceso fuera de los espacios territoriales, lo que denota un deseo de reincorporación anónimo.
“Tenemos experiencias en el país que nos dicen que los niveles de reincidencia no son altos; los grupos que se configuran posteriormente lo que hacen es reclutar nuevo personal. El riesgo más grande es el de seguridad para esas personas”, advierte el experto.
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Otro aspecto que valida esa teoría tiene que ver con el proceso que ha seguido la figura jurídica de los denominados Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación ETCR, que venció el pasado 15 de agosto y que, según el Gobierno, empezaron desde esa fecha un periodo de transición para convertirse en nuevos centros poblados.
La apuesta del Gobierno es que esos lugares de agrupación se conviertan en veredas, extensiones de corregimiento o lo que dispongan las entidades territoriales acorde con sus planes de ordenamiento aunque, dijo Andrés Stapper, director de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), de los 24 ETCR que hay en el país no se sabe a ciencia cierta el futuro de 13 . "Hay 11 que tienen vocación de permanencia, pero en el resto hemos establecido que hay barreras y estamos trabajando en superarlas", aseguró el director.
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El Gobierno había anunciado que seguiría manteniendo los gastos administrativos por al menos un año y medio en esos espacios, periodo de transición en el que irían convirtiéndose en nuevas poblaciones al tiempo que el Ministerio de Vivienda ejecutaría ahí proyectos habitacionales.
La ARN presentó un estudio teniendo en cuenta variables como el acceso a tierra de los excombatientes, la seguridad en modo multidimensional, la provisión de servicios como agua y energía y los proyectos productivos de cada espacio con miras a que se puedan integrar con las economías regionales.
En el ETCR Miravalle, en San Vicente del Caguán (Caquetá), por lo pronto, ninguno de los proyectos productivos que echó a rodar El Paisa - quien junto con Santrich y Márquez anunciaron esta mañana su regreso a las armas- es sostenible todavía, sentencia el propio Ermides Linares, excombatiente y líder de ese ETCR, aunque está seguro que lo serán en el futuro. “Hace falta tiempo”, asegura.
La granja integral, el otro proyecto productivo en Miravalle, tampoco arranca del todo. En ese, en el que el Gobierno Nacional desembolsó 560 millones de pesos a la cooperativa Multiactiva Manuel Marulanda Vélez, tampoco hay todavía muchos resultados que mostrar. Los excombatientes allá cuentan que el banano que cultivan se pierde porque no tienen cómo comercializarlo y solo han podido sacar una cosecha de tomate. El proyecto de piscicultura, que ya cuenta con una gran infraestructura, tampoco arranca aún.
Hace falta, dicen varios excombatientes, que se solucionen algunos temas técnicos y que ellos terminen la construcción de una turbina que alimente de energía ese proyecto.
Miravalle, en particular, ha sido uno de los espacios más favorecidos por inversión. Además de los aportes del Gobierno, el de la entonces considerada fuerza ‘elite’ de las Farc fue el primer proyecto productivo desembolsado. También, es la apuesta económica de la Agencia de Desarrollo Rural, del gobierno de Gran Bretaña , del Consejo Noruego de Refugiados e incluso de la colombiana Colciencias, que arrancó ahí un proyecto para el tema de energía sostenible.
“Estamos hablando de personas que llevaban 20 y 25 años en conflicto. Es erróneo pensar que íbamos a hacer un proceso de dejación de armas y que íbamos a convertirlos en empresarios al dia siguiente. Lo que siempre hemos dicho es que hay que generar las habilidades y competencias necesarias para que esta población sea sostenible en el largo plazo”, enfatiza Stapper.
Esa idea, precisamente, fue la que predominó en la creación de los ETCR, cuando eran simples zonas veredales. Al principio se tenía presupuestado que el 100 por ciento de los proyectos productivos se desembolsarían en los dos primeros años. La realidad, sin embargo, es otra. Pastor Alape sostiene que hoy solo se ha cumplido el 12 por ciento del proceso de reincorporación. Las cifras hablan de que se han desembolsado recursos para 19 proyectos, que benefician a unos 1200 excombatientes.
En un comunicado de prensa la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) anunció que después de seis meses volverá a prestar atención en sus oficinas principales, cumpliendo los protocolos de bioseguridad.