Los bosques del Parque Nacional Natural Catatumbo Barí disminuyen a paso galopante por causa de la deforestación y los cultivos de coca, actividades impulsadas por grupos armados ilegales. Así lo evidencian sobrevuelos recientes de las fuerzas militares por esta área protegida, que entre 2015 y 2018 perdió más de 3.400 hectáreas boscosas.
| Catatumbo Barí visto desde el aire. La deforestación y los cultivos ilícitos tienen en aprietos a los bosques de esta área protegida. | Por: Fuerza de Tarea Vulcano - Ejército Nacional
Árboles caídos y calcinados, extensos pastizales, parches de verde incinerados, trochas serpenteando entre la selva, cultivos de coca y grandes viviendas hasta con piscina, conforman el cuadro de devastación y tragedia por el que atraviesa el Parque Nacional Natural Catatumbo Barí, ubicado en el departamento de Norte de Santander.
Así lo han evidenciado este año los más de 4.000 hombres de la Fuerza de Tarea Vulcano del Ejército Nacional que hacen presencia en la zona, quienes en diversos sobrevuelos y operativos libran una batalla campal contra el narcotráfico y los distintos fenómenos de ilegalidad en esta área protegida, que cuenta con una extensión de 158.125 hectáreas de los municipios de Convención, El Carmen, Teorama, El Tarra y Tibú.
Sobrevuelos del Ejército evidencian que la deforestación no da tregua en el Catatumbo. Vías entre la selva y amplias casas están dentro de este Parque Nacional de Norte de Santander. ©Fuerza de Tarea Vulcano
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En estas acciones de control en el Catatumbo, el Ejército ha logrado erradicar de forma manual más de 430 hectáreas de coca dentro del Parque Nacional, una actividad impulsada por distintos actores ilegales como el ELN y varias bacrines. Según la entidad, estas acciones han logrado disminuir en algo el impacto ambiental que generan las economías ilícitas que tienen influencia en la región.
Sin embargo, las imágenes captadas en el desarrollo de los operativos indican que la deforestación en el Parque Nacional Catatumbo Barí está fuera de control, una tala indiscriminada en zonas de reserva realizada por los grupos armados ilegales con el objetivo de producir, sembrar y luego comercializar estupefacientes.
Este año, el Ejército ha logrado erradicar de forma manual más de 430 hectáreas de coca dentro del Parque Nacional Catatumbo Barí, actividad ilegal impulsada por distintos actores armados como el ELN.
Un panorama de devastación encontró el Ejército Nacional en el Parque Nacional Catatumbo. Las selvas de esta área protegida agonizan. ©Fuerza de Tarea Vulcano
«Los grupos ilegales del Catatumbo motivan y les insisten a los campesinos para que hagan parte de la cadena de deforestación, ya sea talando de forma indiscriminada o sembrando coca»
Brigadier General Diego Luis Villegas, comandante de la Fuerza de Tarea Vulcano
“Los distintos actores ilegales que convergen en El Catatumbo han venido internándose cada vez más en la selva, para evitar ser ubicados y así continuar explotando este sistema de financiamiento ilegal. Con la deforestación y los cultivos de coca, estos grupos armados al margen de la ley financian sus acciones ilícitas”, informó el Ejército.
El Brigadier General Diego Luis Villegas, comandante de la Fuerza de Tarea Vulcano, aseguró que los grupos ilegales del Catatumbo motivan y les insisten a los campesinos de la zona para que hagan parte de la cadena de deforestación, ya sea talando árboles de forma indiscriminada o sembrando coca.
“Con la operación Artemisa, que tiene como objetivo frenar la deforestación en el país y recuperar la selva húmeda tropical, una concientización permanente con las las autoridades civiles y los programas del gobierno que les ofrecen alternativas a los campesinos para poner en marcha productos legales, vamos a disminuir la entrada de estas personas a los cultivos ilícitos y a la deforestación. Trabajamos con aeronaves no tripuladas para ubicar las coordenadas de los cultivos y permitir el ingreso seguro de las tropas hasta estos puntos”.
Los grupos armados ilegales tumban los bosques del Parque Nacional Catatumbo para cultivar coca, actividad que utilizan como arma financiera de sus acciones ilícitas. ©Fuerza de Tarea Vulcano
Motosierra, encarnizada en los parques
Entre 2015 y 2018, las 59 áreas protegidas que hay Colombia (incluídos los Parques Nacionales Naturales) perdieron más de 49.875 hectáreas de bosque, área que supera la extensión de ciudades como Medellín, Barranquilla y Bucaramanga.
Ese panorama de devastación ha ido incrementándose año tras año, teniendo su pico más alto en 2018. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), en 2015 la motosierra acabó con 5.694 hectáreas de bosque en estas áreas, cifra que pasó a 10.718 hectáreas en 2016.
En 2017, la deforestación llegó a 12.417 hectáreas en estas zonas y a 21.046 hectáreas en 2018, el año más nefasto para las áreas boscosas.
Los bosques del Catatumbo lucen llenos de mordiscos y parches. Según el Ejército, todos son abiertos por los grupos armados ilegales para cultivar coca. ©Fuerza de Tarea Vulcano
El Parque Nacional Catatumbo Barí perdió 3.442 hectáreas de bosque en los últimos cuatro años. En 2018, 152 hectáreas fueron deforestadas.
La deforestación en las áreas protegidas colombianas tuvo un incremento del 69,5 por ciento entre 2017 y 2018, ya que fueron arrasadas más de 8.600 hectáreas de bosque.
Los Parques Nacionales Tinigua, Sierra de La Macarena, Serranía de Chiribiquete, Cordillera Los Picachos y La Paya, y la Reserva Natural Nukak, fueron los más críticos el año pasado.
En cuanto al Parque Nacional Catatumbo Barí, los informes del Ideam revelan que en los últimos cuatro años le dijo adiós a 3.442 hectáreas de bosque, de las cuales casi 3.000 hectáreas fueron registradas en 2016. El año pasado, la deforestación estuvo presente en 152 hectáreas del área protegida, superando las 106 hectáreas registradas en 2017.
“El Catatumbo es uno de los corredores naturales más importantes para la fauna y flora del nororiente colombiano. Seguiremos realizando esfuerzos de manera sostenida para contrarrestar cualquier amenaza contra el patrimonio ambiental de la nación”, apuntó el comandante de la Fuerza de Tarea Vulcano.
Más 3.400 hectáreas de bosque perdió el Parque Nacional Catatumbo Barí entre 2015 y 2018. ©Fuerza de Tarea Vulcano
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Subió la coca
El más reciente informe de territorios afectados por cultivos ilícitos en Colombia, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y el gobierno nacional, dio un parte de tranquilidad por la baja en los terrenos destinados a la coca: pasó de 171.000 hectáreas sembradas en 2017 a 169.000 hectáreas en 2018, es decir 1,2 por ciento menos.
Pero esta buena nueva no cubrió a Catatumbo Barí, Parque Nacional en donde la coca viene en ascenso en los últimos años: en 2016 fueron 699 hectáreas sembradas, número que pasó a 788 hectáreas en 2017 y finalmente 872 hectáreas en 2018.
El Catatumbo es la tercera región del país con mayor producción anual de hoja fresca de coca ©Fuerza de Tarea Vulcano
El Catatumbo es la tercera región del país con mayor producción anual de hoja fresca de coca, con más de 176.000 toneladas (16 por ciento del total nacional).
En toda la región del Catatumbo, que suma más de 1,1 millones de hectáreas de 11 municipios de Norte de Santander, fueron identificados cultivos de coca en 15.298 hectáreas en 2018. Es la tercera región del país con mayor producción anual de hoja fresca de coca, con más de 176.000 toneladas (16 por ciento del total nacional), por debajo de la región Pacífico y Putumayo-Caquetá.
“Al igual que el aumento de los cultivos ilícitos (5.300 hectáreas), las operaciones de intervención a infraestructuras, tanto de transformación primaria como de clorhidrato de cocaína, se han incrementado durante los últimos cuatro años en el Catatumbo. Pese a que los mayores resultados de operaciones de intervención se han reportado en Tibú, los cultivos ilícitos siguen en aumento. Por otra parte, para 2018 en Salazar se han reportado grandes incautaciones de base y clorhidrato de cocaína, antes ajenas. Este comportamiento podría interpretarse como la activación de nuevas rutas de tráfico”, cita el informe.
Casas (algunas con piscina), varias trochas y parches de deforestación encontró el Ejército Nacional mientras sobrevolaba el Parque Nacional Catatumbo Balí. ©Fuerza de Tarea Vulcano
La Amazonia no es la única que sufre por la desaparición de los bosques. Parches consolidados abiertos para cultivos ilícitos abundan en el Parque Catatumbo. ©Fuerza de Tarea Vulcano
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Lo que está en riesgo
En las más de 158.000 hectáreas del Parque Catatumbo Barí predominan las orquídeas, bromelias, bejucos y heliconias, además de árboles con alturas superiores a los 45 metros en su parte central. La mayor parte de su área cuenta con especies del bosque húmedo tropical, según Parques Nacionales Naturales.
Dentro de los árboles nativos que habitan en Catatumbo están cedro, ceiba, abarco, perrillo, lechero, cascarillo, pegachento, majumba y caraño, además de palmas utilizadas por los indígenas para sus viviendas o alimentación.
“La fauna es sumamente variada, con especies del bosque húmedo tropical y el subandino como el jaguar, danta, oso de anteojos, primates, paujil moquiamarillo, copete de piedra, hormiguero pico de hacha, cotorra cariamarilla, pava negra, vencejo enano y una gran abundancia de peces”, apuntó Parques.
El jaguar es una de las especies que habitan en los bosques del Parque Nacional Catatumbo Barí. ©Jhon Barros
Hace parte de un territorio ancestral que fue ocupado por el pueblo Barí, que comprendía desde el lago de Maracaibo, pasando por la parte baja de la serranía de Perijá hasta el valle de Cúcuta.
“Actualmente, los indígenas barí están distribuidos en dos resguardos: Motilón Barí (108.900 hectáreas) y Catalaura-La Gabarra (13.300 hectáreas), los cuales tienen un traslape de más del 80 por ciento con el área protegida. Esta etnia está conformada por 23 comunidades. Sitios como Culebritas, en el municipio de El Carmen, fueron poblados por colonos hace unos treinta años, quienes se dedican a agricultura, especialmente al cultivo de cacao”, puntualizó la entidad.
Rana marsupial que habita en las selvas del Catatumbo nortesantandereano. ©Instituto Humboldt
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